Al repetir innumerables veces su frase de que "No habrá consulta en Cataluña mientras yo sea presidente”, la última vez el sábado en la Convención del PP en Barcelona, Mariano Rajoy parece presentarse como un Cid Campeador gracias al cual España no se romperá.
Ese condicional y ególatra “mientras yo sea presidente”, le permite creer a muchos separatistas catalanes que librándose de él, simplemente, se quedarán sin obstáculos para lograr la independencia.
Pero no: ningún gobierno español puede aceptar un referéndum contra la unidad que es la base de la Constitución; sólo Zapatero se acercó a esa ruptura con el Estatuto de 2006, que pretendía hacer de Cataluña un país confederado con España, pero el Constitucional, aun siendo zapaterista, lo desarboló.
Mariano Rajoy, además, sólo es un presidente de gobierno, uno de muchos presidentes de gobiernos españoles habidos desde la Constitución de 1812, la primera que creó un poder ciudadano.
Liberales o conservadores, dictaduras o democracias, todos mantuvieron la unidad de la España precolombina, heredada del matrimonio que formaron Fernando de Aragón e Isabel de Castilla en 1469.
Otro de los errores de Rajoy, extensible a todos los políticos, es el atribuirles derechos y emociones a los territorios.
“España quiere a Cataluña”, dicen Rajoy y muchos otros, y Mas y Junqueras afirman que “Cataluña quiere la independencia”, cuando los que quieren o no son determinados ciudadanos, generalmente románticos.
Pero, además, la Constitución indica que ningún grupo de ciudadanos catalanes, gallegos, vascos, andaluces, calagurritanos, o de cualquier barrio o ciudad puede separarse e independizarse del resto de los españoles.
Rajoy se presenta innecesariamente como Campeador contemporáneo, cuando su misión es imponer el cumplimiento de la Constitución, aunque por su tibieza perece poco decidido a decir, dando un puñetazo en la mesa, “¡Basta ya!”.
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Si un Gobierno que consiguió mayoría absoluta, que se comprometió a cumplir un programa, no tiene el par de cosas necesarias para aplicar esa fuerza electoral, además de la Ley y la Constitución y cumplir sus compromisos, es que lo está haciendo mal.
Cualquier allien que observase el panorama político español, pensaría que el PP de Rajoy se está deshaciendo de los elementos conflictivos, de la gente con carácter para configurar un paisaje amorfo de dóciles pasteleros cortados según el patrón del obrador de Pastelería Moncloa, a ver si me explico.
Visto así, con óptica de allien, resulta que lo que pueden parecer abandonos, plantes y loza rota, no es sino el exitoso intento del Gallego-por-antonomasia de soltar lastre y dejar que Arriola le uniformice el panorama.
En realidad nuestro "hombre impasible" ya hacía tancredismo en la oposición, pero entonces no se notaba si estaba de perfil o de frente. Y los ingenuos simpatizantes del PP creían que, cuando llegaran al poder, ellos harían las cosas de otra manera. Nada que ver con ZP y el desastre que dejó organizado.
Admitido que no era fácil sanear el albañal socialista, los votantes populares creyeron que estos chicos tan majos, pulcros y bien preparados serían capaces de PONER A FUNCIONAR SU MAYORÍA ABSOLUTA como correspondería a una democracia seria y respetable.
Y nos encontramos con que cuatro gatos y un peluso con megáfono les llevan el pulso en la calle,y les hacen rectificar cualquier medida, con el agravante de que en vez de mostrar DECISIÓN Y VOLUNTAD POLÍTICA para aplicar su programa, modernizar España, reformar la Ley Electoral,remozar las Instituciones, recortar gasto público y privilegios de la casta parásita y sindical, se dedican a subir impuestos y bajarse los pantalones, con ETA, con los separatistas, con los sindicalistas, con los perroflautas, y con todiós.
Y ¿sabes, Molaritos, qué es lo más preocupante? No solo están PERDIENDO UNA OPORTUNIDAD UNICA DE RECONDUCIR LA PARTITOCRACIA EN DEMOCRACIA FETÉN, sino que están cabreando de tal manera a su militancia y sus votantes que tras un par de años de pamemas nos dejarán como herencia a un frente popular de partidillos ultras, radicales, nazionalistas y sociolistos, que nos volverán a traer crispación y miseria moral y material para varios años.
Publicado por: MIRANDA | miércoles, 29 enero 2014 en 21:26