El campechano ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, el menos impopular del Gobierno, acaba de aconsejarle a los españoles que cuando les sobre comida en un restaurante que pidan que la empaqueten para llevarla a su casa.
Arias Cañete es muy ahorrador: pese a su considerable fortuna, dice que normalmente come yogures caducados sin que le pase nada malo.
Quizás el ministro quería recomendarle esos yogures al 28,2 por ciento de la población que está en riesgo de pobreza o de exclusión social en España, mucha de la cual recoge comida en contenedores y en oenegés que actualmente tienen prohibido entregar alimentos caducados.
Ese porcentaje de pobreza es cinco puntos superior al que existía en 2007, según los datos que acaba de publicar Eurostat, la oficina estadística de la UE.
Aunque el empobrecimiento crece también en toda la Unión: en sus 27 países actuales, y en los mismos cinco últimos años, pasó del 24,4 al 25 por ciento.
En este lustro de crisis cerraron en España millares de restaurantes de toda categoría, y las antes rebosantes casas de comidas baratas quedaron sin sus principales clientes, los albañiles. Comer ahora fuera de casa es sólo para quien ha sufrido poco el derrumbe de la economía.
Esa gente no pide las sobras, hábito novedoso en España, aunque además inútil: últimamente sirven platos finamente nombrados y presentados, pero tan escasos que dan más para mantener el hambre que para satisfacerse; llevarse sus abundancias es bastante difícil.
Donde puede hacerse es en EE.UU. Ponen unos platos inmensos, y hasta los restaurantes caros tienen el “doggy bag”, la “bolsa del perrito”, creada para llevarse las sobras: son de la persona que pagó la comida, y un ahorro que la enriquece, como los alfileres de Solomon y Peggy Guggenheim, que sirvieron, generaciones depués, para revitalizar la vida cultural vasca.
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Posiblemente acertó Sr. Salas, los sindicatos comieron de los restos para la formación de los trabajadores, pero también las organizaciones empresariales y empresas, si queremos ser justos. Todo esto con el beneplácito del gobierno de turno,haciendo éste dejación de leal administrador de los dineros públicos.
Publicado por: Barbaro | lunes, 18 noviembre 2013 en 19:02