Entre las figuras más negras de la Iglesia católica española contemporánea aparecen, entre otras, el cardenal catalán Enrique Pla i Deniel y el arzobispo gallego José Guerra Campos.
Su franquismo militante les llevó a defender que la dictadura creara sus propias bombas atómicas, entre los años 1950 y 1960, como hacen desde 1979 la mayoría de los ayatolás iraníes.
Ambos integristas, Pla y Deniel (1876-1968), y Guerra Campos (1920-1997), nunca estuvieron de acuerdo con la apertura del Concilio Vaticano II con el que el Papa Juan XXIII moderó el catolicismo que llevaba a Franco bajo palio.
Por eso Guerra Campos creó la Hermandad Sacerdotal Española, cuyos 6.000 afiliados se oponían a las reformas impuestas desde Roma.
El paralelismo entre los ayatolás iraníes que exigen construir bombas atómicas y los religiosos más fanáticos del catolicismo español es pertinente porque el islam chiíta, al contrario que el sunnita, tiene cierto parecido jerárquico, con un líder supremo, ahora el ayatolá Jamenei, como lo fue en su día Jomeini.
Cree la diplomacia occidental, especialmente la estadounidense, que Ali Jamenei, se ha convertido inesperadamente en el Juan XXIII del chiismo.
Y que estaría dispuesto a renunciar a las bombas atómicas iraníes a cambio de que se le levanten las sanciones económicas aplicadas por tratar de construirlas para destruir a sus enemigos, el primero de ellos, Israel.
Pero Israel no cree ni en la sinceridad de Jamenei, ni en la del nuevo presidente, el ayatolá aparentemente moderado Hasan Rohaní.
Y mucho menos en el grueso del ayatolato, conservador para
sobrevivir en un país harto de tanta religión y de la Hermandad Sacerdotal de
los islamistas, los Guardianes de la Revolución.
Aunque igual Jamenei resulta ser como Juan XXIII, o como el aperturista español cardenal Tarancón: lo sabremos pronto.
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De los iraníes no me creo nada, D.Manuel. Ni de los árabes tampoco, en general.
Parece que más bien hay mucho voluntarismo internacional, y que el único ganador en la puja podría ser la nueva diplomacia rusa, como ya está pasando en Siria.
¿Estamos quizá asistiendo al repunte de Rusia camino a la grandeza, ahora por la vía diplomática, para salvaguardar sus intereses económicos en la región?
Publicado por: jam, bcn | lunes, 11 noviembre 2013 en 18:57