Han vuelto a España quienes son desde hace casi medio sigo los mayores genios del humor sofisticado en nuestro idioma, que recuerdan la chispa del gran humorista teatral español del siglo XX, Luís Sánchez Polak, Tip, fallecido en 1999, y cuyo apellido materno era sefardita.
Les Luthiers son argentinos. Seguramente quieran ser reconocidos por su nacionalidad, pero es inevitable recordar que de sus cinco componentes dos son judíos por ambos padres, otros dos hijos de judía, lo que los hace judíos también, y sólo uno gentil.
Pertenecen a la corriente del británico Chaplin o los estadounidenses hermanos Marx, Woody Allen, Larry David, Seinfeld y tantos hebreos sin cuya escuela nuestra vida y civilización serían aborrecibles: lo común no es la nacionalidad, sino la creatividad que pasa de generación en generación, porque ha sufrido tanto, y tantas veces, que ha aprendido a sobrevivir riéndose de sí misma.
Les Luthiers, de excelente formación musical, se envuelven en un trasunto de Bach creado por ellos, Johan Sebastian Mastropiero, autor de música a veces realmente clásica, que interpretan con instrumentos estrambóticos, máquinas de escribir, cuernos de goma a pistones o con el asiento de un inodoro, el liridoro que, además, suenan bien.
Sus textos, cantados, recitados o leídos, nos ponen ante nuestra propia ridiculez con ese atrevimiento tan judío que, sonriendo, muestra a la sociedad como es, trágicamente boba.
Con Les Luthiers nos encontramos a Kafka, siempre a Freud, y ahora, con su nuevo espectáculo, Lutherapia, con el psicoanálisis del austríaco como centro de parodias o paridias de las mentes que heredan tragedias, saberes y sarcasmos en ladino o en yidis.
Envueltas en música medieval y locas historias del intento de liberación de Jerusalén por los cruzados enemigos de Saladino, con el arcángel Manuel de consejero, Les Luthiers desmitifican todo lo que tocan, le dan la vuelta, y ponen ante el espectador la cara absurda de las cosas.
Son los mayores genios del espectáculo en español, sí, y además son muestra de que la imaginación judía es indispensable para mejorar la salud mental e inteligencia de quienes somos gentiles.
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Los españoles pierden la paciencia, sería la traducción correcta del artículo de este mes de James Skinner en Hackwriters la excelente revista literaria, cultural y política de internet en la que colabora este británico con residencia y familia española en Vigo.
Los españoles están hartos de corrupción y de falsedades, y a la vez están manipulados por un sistema político que sea cual sea la iniciativa de cualquier gobierno, sobre todo si es buena y conveniente, siempre tendrá la oposición gritando no, como ocurrre ahora con los necesarios cambios para salir del desastroso sistema educativo o para evitar la ruina de las pensiones.
Skinner la da un repaso a la situación de España, del Reino, mejor que el de cualquiera de los más conocidos analistas españoles.
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"Los españoles están hartos de corrupción y de falsedades"
Con respeto y amor señor Molares, pero ¿Hartos o ahítos?
Publicado por: Amparo Moreno | martes, 01 octubre 2013 en 22:24