Hasta
que tras la denuncia de unos ecologistas el Gobierno prohibiera esta semana que
la arena de una playa de Tarifa se exporte a Gibraltar, a 53 kilómetros, durante
muchas décadas se había permitido enviar ese material de construcción, y también bloques
de piedra, para que creciera la superficie de la colonia.
Todo lo
que Gibraltar le roba al mar, como pequeños polders holandeses, se hace con materias primas españolas, incluyendo una futura área
de apartamentos, chalés, hoteles y puertos deportivos, además de los arrecifes de
hormigón lanzados en caladeros para impedirle pescar a los marineros españoles.
España reclama
esas aguas, pero le entrega los áridos para ocuparlas desde hace muchas
décadas: tras la construcción de su aeropuerto con fines militares en la II
Guerra Mundial, Felipe González permitió en 1987 su uso civil y su ampliación,
y en 2006 Rodríguez Zapatero le concedió incluso vuelos a España.
Ahora
mismo en la construcción de los pantalanes que preparan más ampliaciones de
tierra y aguas territoriales, participa la transportista española especializada en obras públicas Movitrans HAT S.L., del Campo de Gibraltar, y
Van Oord, gigante holandés de ingeniería marítima.
Van
Oord, con una facturación en 2012 de 1.676 millones de euros, participa en construcciones
de terrenos y explotaciones frente al mar en distintas partes del mundo.
Es
curioso que, a pesar de la prohibición de esta semana, cada día sigue llegando a
Gibraltar, además de piedra española, arena, quizás de otras playas.
Una
prueba más de que todos los gobiernos británicos y gibraltareños encuentran métodos
para hacer crecer el territorio, con unos u otros dirigentes españoles.
No puede negárseles ingenio y voluntad para superar todas las crisis con España, incluida esta que, posiblemente, concluirá con más superficie gibraltareña gracias al material español.
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Somos unos cretinos.
Publicado por: Sanders | domingo, 25 agosto 2013 en 12:20