En los buzones de las viviendas de la España urbana aparecen con frecuencia ofertas de trabajos baratos de albañilería, fontanería, pintura, carpintería, incluso de chapistas que reparan el coche en el garaje de la casa.
Cuando alguien acepta una propuesta y advierte que quiere la factura con IVA suelen responderle: “No puedo darla porque cobro el paro”.
El ciudadano, que abona sus impuestos porque se los detraen automáticamente de su nómina, acepta y entrega efectivo: la propuesta es mucho más barata que la de una empresa con trabajadores en nómina y seguridad social que expide facturas con IVA.
También llega publicidad de médicos, dentistas, abogados, asesores fiscales y de mil otros servicios de mayor cualificación, útiles para los ciudadanos.
Casi nadie pide la factura: hay médicos que trabajan unas horas en el servicio público y otras en el privado que difícilmente dan cuenta de esta segunda actividad al considerar que cumplen al pagar impuestos por la primera.
Los españoles son tolerantes con estas actitudes que representan 200.000 millones de euros anuales, el 20 por ciento del PIB, según la empresa de tarjetas VISA, aunque hay economistas que hablan del 30, incluso del 35 por ciento.
Con seis millones de parados entre los 47 millones de habitantes, según la EPA, y con casi cinco millones, según el INEM, si España fuera la de los años 1930 habría sufrido grandes revueltas.
Pero entre los trabajos en negro, el paro, los sueldos de supervivencia, las ayudas entre familiares, y los bancos de alimentos, bastante gente va tirando en espera de tiempos mejores.
A veces aparecen movimientos masivos y concentraciones de indignados, modelo 15M, exigiendo cárcel para los defraudadores.
Entre ellos circulan decenas o centenares de vendedores ilegales de cervezas y bocadillos a los que se les paga, naturalmente, en negro, y se les agradece el servicio que dan en medio de la gran manifestación.
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Es que las facturas no se piden: se dan.
Es más culpa de quien no las da de quien no las pide. La inspección fiscal en españa es de chiste. ¿Qué hacen todos esos funcionarios contra la economía sumergida? ¿Alguien va a algún bar, puticlub, asociación a pedir las cuentas?
Publicado por: Paciente | viernes, 10 mayo 2013 en 15:41