La Generalidad catalana ha lanzado una nueva campaña de su “Espanya ens explota” al difundir un estudio sobre el “expolio fiscal” que sufre, y que suma 16.543 millones de euros anuales, el 8,5 por ciento del PIB autonómico.
Agitado este “expolio” propagandísticamente, se hace crecer el número de catalanes que demandan la independencia.
Y el Gobierno calla, a pesar de disponer de cifras que desmontarían la falsedad, que daría balance positivo para Cataluña, o reducirían la cifra a menos de 5.000 millones, de los que la mitad se devuelve ya en un nuevo y llamativo fenómeno: el déficit catalán en pensiones alcanza los 2.500 millones de euros.
En Madrid nadie habla de expolio, pese a que genera en impuestos 78.102 millones de euros anuales, de los que recibe solamente 17.048: entrega 61.054 millones al resto de España.
Pero la realidad es que las balanzas fiscales no se establecen entre territorios, sino entre contribuyentes.
Si desde Madrid o Cataluña se aporta más es por su gran número de esos contribuyentes, ciudadanos o empresas, con ingresos elevados, que viven mayoritariamente de vender bienes y servicios en el resto de España.
Teniendo estos datos, Mariano Rajoy ha callado hasta ahora ante Mas y los demás independentistas al presentar una actitud apaciguadora, que parece cobarde.
Debería recordar que que todos quienes se mostraron así terminaron ridiculizados y agredidos por los gallitos que los retaban, como hacen con él los independentistas cada día más insumisos.
Queda una duda a su favor de la que nos sacará este fin de semana: que tenga guardada su artillería pesada para dispararla en su intervención al finalizar la XXIX Reunión del Círculo de Economía catalán, en Sitges, donde estarán los principales políticos catalanes, y los grandes y pequeños empresarios regionales.
Como no proclame dura y contundentemente sus datos podremos calificar definitivamente a este presidente del Gobierno de cobarde, apocado e indeseable, como fue Chamberlain ante Hitler.
Porque este fin de semana será el momento idóneo para desmontar la falsedad tanto del “Espanya ens explota” como la de la creciente idea en el resto de España de que “Catalunya ens explota”.
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