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miércoles, 10 abril 2013

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Ha muerto Mrs. Thatcher, y muchos hablan ahora bien de quien tan mal hablaron. A lo mejor es porque las nuevas generaciones de políticos hacen buenos a los que los precedieron.

Margaret era mucha Margaret para ser una mujer de su tiempo. Su fuerza, caracter, valentía, no eran fáciles de aceptar.

Sin duda ejercer tanto poder e influencia durante tantos años conlleva ser objeto de crítica permanente.

Pero la hija del modesto tendero británico se empeñó en escribir la Historia de su puño y letra. Con esfuerzo y sacrificio, desde sus principios e ideales, que eran los de la clase media a la que pertenecía, anteponiendo sus ideas / valores y los intereses de la ciudadanía a otros intereses personales o partidistas, de hecho tuvo sus problemas dentro del partido por ello

Conservadora en valores, liberal en actitudes, redujo la burocracia, recortó subvenciones, liberalizó la economía, contribuyó a rematar la caida del Muro del marxismo y mostró su excepticismo con el plan de forjar una unión europea, prevención habitual para los isleños británicos, y seguramente, señal inequívoca de lucidez, a la vista de lo que hay y lo que habrá.

Descanse en paz la brillante estadista, que no necesitaba “cuotas”, ni “dia de”, ni impostadas pamemas “de género” concedidas por los varones, y a la que imagino sentada junto a Churchill, Reagan y Kohl, charlando animadamente con recobrada lucidez.

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