Dentro de unos días, el 11 de abril, se cumple el tercer centenario de la firma del Tratado de Utrech por el que España le regaló Gibraltar al Reino Unido como pago por la guerra de sucesión entre los Augsburgo y los Borbón.
Hay poco interés popular en reclamar el territorio. Lo que preocupa ahora es lo contrario: el separatismo, especialmente catalán, que quiere desmembrar el país y crear nuevos y enormes Gibraltar.
Además, aún quedan millones de españoles que recuerdan negativamente cómo los intimidaba la muchachada falangista que hasta 1960 recorría España obligándolos a cantar los himnos-marcha “Cara al Sol” y “Gibraltar, Gibraltar”.
Quienes huían de aquellos patriteros y matones deseaban que la Roca, de 6,8 kilómetros cuadrados, físicamente de Cádiz, siguiera siendo británica.
Porque desde Utrech era refugio de disidentes y perseguidos españoles, políticos y religiosos, aunque también de malhechores comunes.
Gibraltar, cuyo lema es “Nulli Expugnabilis Hosti”, Ningún Enemigo Nos Expulsará, es un signo de los tiempos de su cesión, mezcla de guarida de piratas y de base militar que se transformó en puerto franco y próspero territorio del ultramar británico.
El Reino Unido nunca lo devolverá: es lo que desean sus 30.000 habitantes.
Tampoco parecen quererlo los 6.000 españoles dependientes, directa o indirectamente, de la colonia, que desde sus casas del gaditano Campo gibraltareño ven en su vecindario pobreza y más narcotráfico que en el Peñón.
Gibraltar vive del comercio, pero también de ser un paraíso fiscal en el que ocultan su dinero inversores españoles aconsejados por los más importantes bancos, también españoles, con sucursales allí.
Cuando la UE, a la que pertenece por vía británica, cierre ese paraíso fiscal, a sus habitantes podría interesarles una mayor integración con España, una vuelta a Enrique VIII y Catalina de Aragón, pero sin perder la Union Jack.
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Hace mucho que no escribo aquí, pero es que siempre estoy tan de acuerdo que no se me ocurre matizar nada. Perfecto lo que expone sobre Gibraltar. Es lo que yo siento. Pero quiero llamar la atención de nuevo sobre la genial tira de Salas. No se puede decir más en menos espacio sobre Corea del Norte. Enhorabuena al escritor y al dibujante.
Publicado por: Anna Castelló | sábado, 06 abril 2013 en 18:56