La Xunta del PP, los sindicatos y los partidos de izquierdas y nacionalistas gallegos se han unido por primera vez para manifestarse este fin de semana contra el cierre de la fábrica de armas de A/La Coruña, en la que trabajan cerca de 200 operarios altamente cualificados.
Allí producen el fusil G36E, estándar de las Fuerzas Armadas, de los GEO, la Guardia Civil y de las otras policías españolas, que además se exporta a numerosos países al precio de 778,99 euros/unidad.
Con la excepción del PP, las mismas fuerzas políticas que reclaman que la fábrica siga abierta enarbolaban en 2004 las pancartas del “No a la guerra” declarándose pacifistas.
En estos momentos los G36E coruñeses y su munición seguramente están matando a civiles inocentes en Irak, Siria, Líbano y en otras partes del mundo.
Es la paradoja que domina a una sociedad que necesita puestos de trabajo, a pesar de que su conciencia debería indicarle qué es lo moralmente indeseable: ¿son mejores las armas que el narcotráfico?
Es comprensible, sin embargo, que la Xunta y el PP defiendan la permanencia de esa fábrica: son "la derecha belicista" y están en el poder.
Incluso también que apoye la factoría como partido de gobierno el PSOE pacifista de 2004, pese a su pecado original: se abrió en 1937, en plena guerra civil, para facilitarle a Franco pistolas Nacional y fusiles Mauser.
Decía Marx: “Estos son mis principios, y si no le gustan tengo otros”, y a pesar de los principios, el PSOE conoce la necesitad de las armas de defensa.
Izquierda Unida y los nacionalistas, que denuncian el opresor “imperialismo armado del Estado”, exigen el mantenimiento de la fábrica, propiedad ahora de la General Dynamics, multinacional del “complejo militar-industrial” estadounidense: otros que que obedecen al principio marxista de Don Groucho.
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Publicado por: etrusk | lunes, 01 abril 2013 en 19:52