Felipe González acaba de advertir que la crisis económica y social que sufre España hace que el país “galope hacia una anarquía disolvente”.
El presidente del Gobierno entre 1982 y 1996, admirado y detestado aquí a partes iguales, es visto aún en el extranjero como el gran hombre de Estado español, después del Rey.
Cuando aislamos a González de sus errores y aciertos en la política interior y lo observamos con los ojos del exterior, podemos aceptar que, actualmente, es el estadista español más ecuánime.
A sus recién cumplidos 70 años tiene una capacidad de análisis muy superior a la de la mayoría de sus conciudadanos, ajena además al dogmatismo y al infantilismo hacia los que va aceleradamente su viejo PSOE.
“Estoy preocupado, sí; pero más por el estado de ánimo del país que por la realidad. El estado de ánimo es muy malo”, acaba de decir en una reunión de la Asociación para la Defensa de la Transición, formada por los políticos menos incivilizados de izquierda y derecha.
La Monarquía, base del sistema constitucional, sufre un vapuleo creciente facilitado por los graves errores propios, y multiplicado por ataques que actúan como enfermedades oportunistas, en especial de los nacionalismos independentistas, principales defraglantes del incendio del Estado.
Súmense a la crisis económica el insoportable desempleo, las huelgas salvajes, la cacería montonera del matonismo a políticos populares, la Junta andaluza con sus ERE y sus chavistas asalta-tiendas, la corrupción que carcome otras CC.AA., al PP y a los demás partidos y sindicatos…
En este país con un gigantesco número de maestros inútiles y semianalfabetos, y bajo una anarquía facilitada por jueces que liberan a los atracadores nada más ser detenidos, sólo funciona la Guardia Civil de Tráfico, porque nos multa severamente.
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" las huelgas salvajes, la cacería montonera del matonismo a políticos populares"
¿Perdón?... a ver, seamos serios.
La Monarquía está metiendo la pata hasta el fondo ella solita, primero con las meteduras de pata del Rey dañando él solo su propia imagen, y luego el caso Urdangarín, un caso flagrante de corrupción, de demostración de lo peor que tenemos en España, de tráfico de favores para llevarse el dinero DE TODOS a cambio de nada.
Y la clase política, tanto del PSOE como del PP, torpe, incapaz, gente mal preparada tanto en el plano profesional para desarrollar su actividad como cargos públicos, como en el plano político para desarrollar su labor de gestión de Estado y social.
Las 'huelgas salvajes' se están dando sobre todo en el sector público, ante el desmantelamiento sistemático que están haciendo del mismo. Además para hacer medrar a empresas privadas de forma descarada, como se está viendo en el tema de la sanidad, donde muchos políticos ya no se esconden cuando sale a la luz cómo privatizan los servicios públicos en favor de las mismas empresas que luego les fichan.
Eso sería, en cualquier país civilizado, motivo de investigación judicial. Pero aquí no pasa nada porque los políticos se mueven mofándose de la Justicia y con total impunidad.
Y encima, todo esto lo hacen ignorando las quejas ciudadanas de forma continua. Primero lo hizo el PSOE con el 15M y le costó un grandísimo batacazo, ahora lo está haciendo el PP, encima después de haber rescatado a una banca privada inútil con fondos públicos y haber hundido a la pública con una nefasta gestión.
Así que el 'acoso' que sufren no es más que el recurso de quienes están hartos y desesperados, de ver cómo los mismos que les roban y se enriquecen, encima se ríen de todos nosotros y luego nos ignoran por sistema.
España, a nivel político y de monarquía, tiene lo que ha sembrado durante años y años. Se han creído intocables, han creído que nadie les criticaría nunca por esa condición, y ahora se sorprenden y hablan de teorías de conspiraciones para justificar lo que es fruto de su propia inutilidad.
Y cuanto más intenten ignorarlos, más lo empeorarán porque esto no se va a calmar de un día para otro.
Publicado por: Manuel | viernes, 12 abril 2013 en 22:26