Corre por España la falsa especie de que el código de barras que empieza por 15 señala productos catalanes: nadie lo encontrará fuera de algunos bienes estadounidenses.
Pero en Cataluña hay una organización nacionalista que compró los derechos del 15. Demanda su uso desde 2010, como señala en su web, alegando que lo catalán debe desvincularse del 84 que identifica a los productos españoles.
El tripartito que gobernaba la Generalidad entonces, formado por los ambiguos socialistas, los postcomunistas, y los vehementes independentistas de ERC, se negó a apoyar la iniciativa por suicida.
Porque tras el anuncio del identificador muchos españoles miraban los códigos de sus compras para rechazarlo, y los fabricantes catalanes no querían fabricarse la ruina.
Pero ahora la Generalidad, gobernada por la antes “moderada” Convergencia i Unió (CiU), esclava ahora de ERC, ha dado un paso más hacia su prometida, aunque difícilmente conseguible, independencia.
Ha creado un Consejo de Transición Nacional que estudia su futuro sistema de Defensa, el Banco Nacional, las fronteras, y todas las organizaciones que precisa un Estado.
Con el código de barras tiene, ahora sí, la oportunidad patriótica e independentista: Mas debería presionar ya a los empresarios catalanes para que graben el 15 en sus productos.
Pero no se atreverá. No. Ni ordenará imprimir el Made in Catalonia que arruinaría su embrión de Estado, cuya devastación absoluta llegaría si consiguiera la independencia y España le prohibiera usar el 84 por ser un país extranjero.
Proyectos así, creados para colocar a conmilitones entusiastas, se llevan muchos millones de euros que deben sumarse a los 56.000 de la gravosa deuda actual de la Generalidad.
Que es creciente y descontrolada porque toda la Administración y la burocracia catalanas crecen y cuestan mucho más que cualquier alocado organismo del resto de España.
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"... la Administración y la burocracia catalanas ..."
No solamente la adm. y la bur., sino también todo el tingladillo paralelo destinado a fagocitar y anular cualquier posible expresión de una sociedad civil alelada y alienada, hoy sin capacidad de organización.
Porque no cuento como sociedad civil a los escracheadores, quincemes ni democraciarealya; esos son solo expresiones paralelas de la extrema izquierda antidemocrata.
Publicado por: jam, bcn | lunes, 15 abril 2013 en 10:06