Hemos visto muchas veces a los obreros de los astilleros públicos de Navantia en la Bahía de Cádiz y en otras costas españolas manifestarse con banderas de la II República para exigir carga de trabajo.
Deberían ondear la constitucional, similar a la de la I República, y vitorear a la monarquía, que trata de conseguir en los Emiratos Árabes Unidos contratos para construir buques por 3.000 millones de euros.
Ahora que el Rey pasará durante meses su durísima rehabilitación y no podrá viajar, los sindicatos más republicanos le exigen a los negociadores españoles con esos Emiratos, o con cualquier otro país posible cliente, que consigan que el Príncipe de Asturias tome su relevo.
Los obreros del naval, ocultamente monárquicos aunque no quieran admitirlo.
Es una noticia que aparece sin relevancia en los medios, dominados por el desdichado asunto Urdangarin.
O por la búsqueda de morbo alrededor de Corinna zu Sayn-Wittgenstein, cuando esa señora, como hacen los gestores de lobbies internacionales, ha ayudado empresas españolas a obtener sustanciosos contratos, entre ellos el ferrocarril La Meca-Medina, 6.500 millones de euros para doce compañías.
La monarquía, realmente, no sabe venderse en España. Los creadores de opinión se han centrado en la persona de Don Juan Carlos, especialmente el 23F, son juancarlisttas, pero pocas veces han hecho hincapié en el prestigio que aporta internacionalmente la institución monárquica como vehículo de respetabilidad y prosperidad.
El Rey ha gestionado discretamente gran parte de los contratos conseguidos por las empresas españolas en el exterior, cuyo efecto multiplicador llega indirectamente a cada ciudadano.
Es algo que no habría logrado ningún presidente de una república de las características de España en población y riqueza. Para España es más que Obama para EE.UU.
Las monarquías europeas, entre ellas la española, encabezan democracias de enorme peso, incluso en las repúblicas comunistas como China o Cuba, cuyas cortesías con los Reyes de España deberían ser ejemplo para los trabajadores del naval.
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El dia que firmo la legitimacion del estatuto de corea del norte(cataluña) y la ley de desmemoria socialista,dejo de tener cualquier posibilidad de reclamar cualquier tipo de legitimidad,de hecho,esas dos cosas,la anulan.
Publicado por: meandmycircunstances | miércoles, 06 marzo 2013 en 17:47