El cronista fue emigrante durante varios años, incluso en barcos extranjeros tan piratas como el Prestige, por lo que al exponer las bondades de la emigración lo hace basándose en su experiencia.
Antes de volver y marchar nuevamente había buscado mundos libres en trabajos y universidades del extranjero, huyendo, al menos la primera vez, de la España dictatorial, sucia y cutre de su primera juventud.
España está plagada ahora de universitarios que viven en un país moderno, pero que no consiguen trabajo. Este curso 2012-2013 hay matriculados en las universidades 1,65 millones de estudiantes, el mayor porcentaje de Europa en relación con su población.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) facilita en su web los datos EADA, que comparan el nivel educativo de los españoles con los de otros países, y nos descubre así porqué hay tanto paro entre los españoles mejor formados: demasiados titulados superiores y, al contrario que en los países más avanzados, déficit de profesionales medios y de formación profesional.
La última encuesta, divulgada el pasado noviembre, informa que en otros países el 39,8 por ciento de los hombres y el 36,84 por ciento de las mujeres de 18 a 65 años se ha inclinado por la preparación profesional de grado técnico y medio para obtener trabajo, mientras que en España el porcentaje es muy inferior, el 22,73 y el 23,6, respectivamente.
En España hay 111 escuelas superiores y universidades. En estudios superiores se titulan el 9,73 por ciento de los hombres y el 8,48 de las mujeres, mientras que los extranjeros son menos, el 5,66 ellos, y 5,3, ellas.
En las universidades españolas se titulan el 18,37, ellos y el 23,95, ellas, mientras que los extranjeros son el 15,87, y el 19,11, respectivamente.
Este exceso de titulados debería emigrar hacia donde los necesiten: ya volverán si las cosas van mejor aquí.
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Estar a dos metros bajo tierra también es bueno y saludable, si estás muerto.
Publicado por: noespaisparadecentes | miércoles, 30 enero 2013 en 16:12