Miles de manifestantes marchan ya con regularidad semanal hacia el Parlamento para rodearlo, asaltarlo si les dejan, y gritar que los diputados y el sistema político español “No nos representan”.
Portan carteles con ese eslogan, banderas con imágenes del Ché, Lenin o Stalin y tricolores republicanas, pero ninguna de la España constitucional.
Se pueda estar de acuerdo con alguna de sus reclamaciones, como la de rechazar los presupuestos de Rajoy, pero no representan a quienes elegimos cada cuatro años a los diputados, aunque estos nos decepcionen después.
Los presupuestos serán desagradables, pero obedecerlos es condición indispensable para seguir en el grupo de países prósperos de la UE, organización fuera de la cual España sería más África que Europa.
Aunque los adoradores del Ché, Lenin o Stalin sean pocos en medio las masas de varios miles de manifestantes supuestamente indignados –empezaron siendo 6.000 y tras las dos protestas siguientes son unos 3.000--, si el Estado no los hubiera parado habrían convertido este país más que en Cuba, en un Sudán de señores y de guerras tribales.
Lo estupefaciente de España es que muchos progresistas, y en especial los medios informativos, aplauden como heroicas y futuristas a estas masas, sin revelar que están formadas mayoritariamente por frikis, exhibicionistas, provocadores, incluso juerguistas.
También atraen gran atención de los medios internacionales, cuyos corresponsales exageran lo más violento de España para seguir viviendo estupendamente aquí, un país ya sin gran interés informativo, a costa de mantener vivos los tópicos sobre una futura guerra civil. De oytra manera les cierran la oficina y los devuelven a las aburridas redacciones centrales.
Mientras, las reclamaciones más racionales de los ciudadanos comunes no son noticia.
Quizás los diputados y los partidos son los peores representantes que tenemos, pero los elegimos, mientras que estas minitribus mezcla de comunismo bolchevique y alocado anarquismo no representan a nadie electo democráticamente.
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SALAS La Obra Maestra a la que hay que volver constantemente.
El problema no es que "los presupuestos sean desagradables", como muchos periodistas, a base de machaconear con esta frívola y estúpida idea, pretenden lavar la mayor cantidad de cerebros posible. El problema es que la solución a la crisis de este Gobierno es un crimen de lesa humanidad y la solución de la oposición si hubiera ganado las elecciones sería de índole muy parecida. Lo cual que hay que reconocer que es lógico que esto suceda así, pues han sido ellos mismos, los políticos (con sus colegas sindicalistas y patronales incluídos), con las espaldas cubiertas por los jueces y los periodistas, quienes han creado la crisis en España, perpetrando un desfalco reiterado y masivo durante más de 30 años en las cajas de ahorros de toda la Nación.
La llamada crisis internacional es una estafa diseñada a conciencia. Es una crisis injusta e innecesaria a partir de Letman Brother, en donde sólo estuvo implicado el porcentaje absolutamente ínfimo y ridículo del 0,01 % del capital que existe en el mundo. Pero, sin embargo, España, que es el país que más de cerca nos toca, tiene un futuro más que negro y sentenciado a muerte debido a la casta política y los millones de empleos huecos que ésta ha creado sin función necesaria y productiva, siendo los del ramo periodístico los más letales y decisivos, ya que este gremio se encarga de expandir una realidad virtual paralela y falsa a través sobre todo de su periodismo sobre la frikada, la animalada y el disparate de turno, usándolo de pantalla de distracción y entretenimiento para encubrir la implementación que se está llevando a cabo de este programa criminal de estrangulamiento y miserabilización de los españoles.
Publicado por: noespaisparadecentes | miércoles, 31 octubre 2012 en 22:06