De ser ciertas las filtraciones que van apareciendo sobre la futura ley del aborto del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, resultará que ese acto médico será más libre que nunca, aunque quizás deje de ser gratuito.
Hecha la ley con una intención, hecha la trampa con otra: según lo divulgado, la única condición que impondrá la ley Gallardón para permitir el aborto será la de alegar el daño psicológico que le produce el embarazo a la mujer, lo que amparará todos los supuestos de las leyes socialistas de 1985 y de 2010.
Una lo despenalizaba en los primeros tres meses en casos de violación; hasta los cinco meses y medio si había taras físicas o psíquicas en el feto y en la madre, y sin plazo si estaba en peligro la vida de ella.
La otra permitía el aborto libre hasta la semana 14 y facilitaba las demás condiciones.
Con la ley Gallardón la mujer sólo tendrá que asegurarle a un médico que, por ejemplo, se volverá loca si tiene el hijo que espera.
Falta saber el límite de tiempo que se le impondrá, porque lógicamente no se admitirá una justificación así hasta el parto.
Será una cuestión de ella y del estado mental que padezca o alegue, o del que desee creer y certificar un médico al que acuda.
En una clínica especializada hay psiquiatras y psicólogos que, como desde 1985, diagnostican problemas mentales.
La filosofía y el desarrollo del proyecto, de ser ciertas las filtraciones, copian la ley alemana, creada por un estado laico, pero bajo la fuerte influencia social de luteranismo, que coloca la conciencia individual como única medida para interpretar las normas éticas, morales o religiosas.
Atentos a la creciente influencia en España del pensamiento alemán, como antes el francés, y no sólo en la economía.
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Ya lo tengo dicho por aquí, atroz instrumento de maltrato y tortura sobre los españoles que es el sistema judicial actual aparte, la solución no es en absoluto asimilar los sistemas alemanes de normas y leyes, para lo cual siempre pongo como ejemplo las que rigen allí la conducción automovilística, que de aplicarse en España este país daría una vuelta de rosca más en su eterna candidatura al paraíso de los criminales y los locos.
Sólo hay que conocer nuestras calles, carreteras y autopistas para constatar que una gran parte del español medio sólo respeta la civilización bajo amenazas legales y atado a una soga muy corta.
Y por supuesto que esta cagada de Gallardón, una más, propiciará en España una industria puntera mundial del aborto libre, pues cualquier feminista a la española siempre podrá alegar su evidente tara psicológica para poder asesinar legalmente la vida humana que lleva en sus entrañas.
Publicado por: noespaisparadecentes | lunes, 30 julio 2012 en 16:17