En un ejercicio de autoengaño, políticos y medios informativos occidentales insisten en llamarle “islamistas moderados” a los religiosos que comienzan a controlar democráticamente los países norteafricanos.
Islamista y moderado es un oxímoron, un contradictio in terminis. Hay musulmanes moderados que son lo contrario de los islamistas, adjetivo que se utiliza para calificar a los fanáticos que ponen la religión como base de todo razonamiento, lo que los convierte en poco razonables.
Prácticamente todos los islamistas pertenecen a los Hermanos Musulmanes y/o sus ramas salafistas, y ocultan temporalmente su intención de imponer la sharia como base legislativa.
“Moderados” que podemos juzgar según las libertades que le otorguen a los disidentes e infieles.
Para ello planteémosle a los líderes político-religiosos tunecino, egipcio o libio, y al nuevo dirigente marroquí, Abdelilah Benkirán, vencedor islamista de las elecciones legislativas de este domingo, cuestiones como las siguientes:
1.- ¿Debería ejecutarse a quienes renieguen públicamente del islam, por ateos o porque cambien de religión?
2.- ¿Es lícita la aplicación de la sharia, emanada del Corán y los Hadizes, en la que está prevista la pena de muerte para los musulmanes que rechazan el Corán, aunque no cometan otros delitos?
3.- ¿Permitirán la difusión de ideas diferentes a las islámicas con intención o no de hacer prosélitos con igual libertad que la que tiene el islam en los países occidentales?
4.- Aparte de reclamar Ceuta y Melilla como territorio marroquí, ¿consideran Al-Andalus, especialmente Andalucía, y las islas Canarias parte de la Umma, la comunidad de creyentes del islam?
5.- ¿Creen que debe reconquistarse a través de la jihad, primero pacífica, y si no es posible, violentamente?
6.- ¿Qué tratamiento darán a homosexuales y a mujeres acusadas de adulterio?
7.- ¿Cuánto vale una mujer frente a un hombre?
8.- ¿Debe fomentarse nuevamente la poligamia derogando las leyes que la limitaban bajo las dictaduras?
La última pregunta señala el principal motivo de la pobreza islámica desde el año 662: millones de niños son constantemente abandonados por hombres que van multiplicándolos de mujer en mujer.
La frecuente consanguineidad provoca luego múltiples taras. Los dictadores eran terribles. Las fatwas de los imanes serán peores.
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En el Corán se nombra más de 500 veces a Jesucristo (más que a Mahoma)pero desprecian a los cristianos. Respetan a Moisés, Abraham, pero odian a los judíos. A unos los llaman cerdos y a otros perros.Dicen que todo es Dios, pero no permiten que la creación avance; música, pintura, escultura, arquitectura. Esquizofrenia y maldad. A ver si abrimos los ojos de una vez.
Publicado por: John-John | sábado, 03 diciembre 2011 en 13:42