Silvio Berlusconi, exsocialista productor de telebasura y primer ministro en el poder con pequeños paréntesis desde 1994, ha demolido la organización territorial italiana eliminando las provincias con menos de 300.000 habitantes, 34 de 107, y los municipios con menos de mil habitantes, 1.500 de los 8.000 actuales.
El telebasurero, que era socialista con Bettino Craxi y por eso Felipe González le dió Telecinco, es converso antiburócrata. Ahora mismo más útil que nuestros dirigentes, que prometen mantener la pirámide de ayuntamientos, diputaciones, provincias y Autonomías.
A saber cuántas administraciones deberían eliminarse para que los enfermos de Cataluña no se queden sin hospitales, y sin medicinas los de Castilla-La Mancha. Y lo que venga.
Sobran burócratas, más de un millón de los al menos tres millones de empleados públicos actuales, pero no funcionarios útiles: sanitarios, enseñantes, policías, militares. Sí, militares también.
Sobra gente que pide papeles y manda al contribuyente de una administración a otra, y a otra, y así un día y otro hasta que el infeliz muere agotado y arruinado.
En EE.UU. numerosos zapateros remendones ejercen de notarios públicos y resuelven todo en diez minutos. Y los Tea Party protestan contra la burocracia…
Aquí ya no es el “vuelva usted mañana” de Larra. Ahora es “vaya usted a la otra oficina”, y a otra, y a la capital autonómica, y allí de una consejería a otra y a mil más.
Sellos y papeles, papeles y sellos, todo burócrata tiene algo que rechazar. Sabe que su función debería eliminarse, pero aparenta frenética actividad poniendo pegas, sellos, y ayudantes: familiares, amigos o del Partido.
Berlusconi, qué envidia nos da. No queremos quedarnos sin hospitales ni medicinas. Quizás si teledirige usted a Belén Esteban, su estrella, podría iniciarse aquí la poda italiana.
Se lo explico: hay que salvar España, porque se hunde. Belén trabaja precisamente en Sálvame de Luxe, refinado producto Telecinco no menos creible que las campañas políticas.
Que Belén salve también España.
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Desconocía la inicial pertenencia de Silvio al partido socialista italiano. Siempre se aprende algo leyéndote, Molares. Se habrá pasado al otro lado como tantos periolistos porque la derecha siempre anduvo necesitada de promoción y en la izquierda no hay alpiste para tantos.
Salud y perdón.
Publicado por: arrowtada | martes, 16 agosto 2011 en 16:34