Existe un texto que detalla cómo convertir Getafe en nación independiente. Debería leerlo Pedro Castro, que fue su alcalde socialista durante 28 años, presidente aún de los alcaldes españoles, y perdedor de las elecciones del 22M.
Getafe es una población del ya inexistente “Cinturón Rojo” de Madrid, hoy azulado por el PP. Tiene 170.000 habitantes, universidad, obispado, catedral, y un equipo de fútbol en Primera División.
Lo suficiente para ser capital de la nación que proponía Julio Camba en un texto escrito en 1918, titulado “La verdadera nacionalidad”.
A Camba, gallego, le sugerían algunos paisanos que se uniera a la idea de independizar su región porque “le somos una nación”.
El autor de Villanueva de Arosa contestaba displicente que nación podía ser cualquiera. “Con quince años y un millón de pesetas yo me comprometo a hacer rápidamente una nación en el mismo Getafe”, escribía.
Sólo tenía que buscabar en Getafe el componente étnico más abundante, los modismos locales para crear un idioma, y con esos tres lustros de propaganda habría creado los patriotas y la nación.
Realmente, casi todos los pueblos españoles podrían ser naciones: en todos hay más o menos morenos o rubios, braquicéfalos o dodicocéfalos, como decía Camba. Además, en la mayoría están editando diccionarios de localismos, con hasta 4.500 vocablos.
Pedro Castro es quien dijo aquello de “¿Por qué hay tanto tonto de los cojones que todavía vota a la derecha?”. Pues finalmente los getafenses eligieron ser tontos de las gónadas: ya tenemos una característica étnica peculiar.
Castro se ha ido del ayuntamiento con una monumental irritación. Quería seguir como Fidel, quizás familiar suyo. Y el socialismo madrileño también grita ¡Traición del pueblo! Se ve que el pueblo se ha traicionado a si mismo con sus gónadas algo desviadas.
Los perdedores deberían leer el artículo de Camba, romper convencionalismos, declarar Getafe nación, crear un nuevo patriotismo popular, y conquistar el poder.
Con no muchos más méritos, aunque recogiendo la herencia de los que matan, Bildu lleva ese camino en el País Vasco y Navarra con apoyo del Constitucional, a cuya mayoría nombró Zapatero para que cumpliera con esa y quizás cualquier otra de sus ocurrencias caprichosas.
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SALAS observando la marcha de los indignados.
Amplíe bien la imagen para ver que el autor del libro también se quema. El entusiasmo político destruye muchas carreras prometedoras.
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Aquí tenemos al entrañable Castro añorando Cuba. Increíble: es una foto malintencionada, publicada por El País.
Empiezas la semana inspiradísimo, amigo Molares. Me he reido mucho con esta Crónica porque te ha salido de gónada de primate :-)
Como en aquel apartado de La Codorniz titulado "Tiemble después de haber reído", la referencia a Bildu pone de punta los pelos de la nuca. Ten un Constitucional para esto.
Publicado por: Armando Salas | lunes, 13 junio 2011 en 12:16