Tras la tremenda censura de los españoles a Zapatero los únicos partidos opositores, PP y UPyD, deberían negarse a discutir cualquier iniciativa legislativa gubernamental que no se limite exclusivamente al quehacer diario hasta las próximas elecciones generales.
No puede admitirse ni una sola reforma que afecte directa o indirectamente a cualquier derecho o deber, especialmente civil, de los ciudadanos.
Y si este Gobierno trata de imponer, por ejemplo, su intervencionista y totalitaria Ley de Igualdad, elaborada por los cráneos alocados e incompetentes de Leire Pajín o Pedro Zerolo, la oposición debería abandonar el Parlamento en masa, porque esos temas deben tratarse en un Parlamento con nuevos legisladores.
Estamos en una situación excepcional. Una derrota tan escandalosa no permite seguir legislando y comprando el voto de las minorías para perpetrar sus leyes.
Durante años Zapatero impuso legislaciones que ni siquiera estaban en su programa electoral, como la que facilita el aborto a las menores de edad y les provee de la peligrosa píldora del “día después” sin conocimiento familiar. Engañó gravemente al electorado.
Grupos minoritarios, especialmente nacionalistas, lo apoyaban a cambio de obtener parcelas de soberanía que llevan hacia la independencia, como en el caso Cataluña.
Todo, para que se aprobaran sus experimentos como dinamiteros sociales. Se trataba de volar cualquier consenso civilizado.
Eso, y las crecientes torpezas económicas, políticas y sociales, trajeron tal ruina moral y económica, y tal repudio electoral, que cualquier gobierno de un país serio habría dimitido en masa.
Pero esta gente no hace caso. Se somete al ministro de Interior como Franco a Arias Navarro. De seguir así quizás Rubalcaba tenga que anunciar lloroso, “Españoles, el PSOE ha muerto”.
No: ni una ley más de estos dinamiteros tan llenos de insensata soberbia que aún se creen infalibles.
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Y un homenaje al Barça, aunque no creo que el artista hiciera esta tira con el mismo objetivo, puesto que es anterior a la Copa de Europa de fútbol de este año.
Buenos días, Manuel y contertulios.
No recuerdo si tu amigo y mi admirado Ray Bradbury trató la paradoja espacio-tiempo en alguna de sus inmortales obras. En cualquier caso vaya por delante mi devoción por la literatura de ciencia-ficción.
Puestos a novelar se me ocurre que Zapatero estuvo y está haciendo lo que hace porque consiguió viajar al futuro -hoy- para palpar el repudio de los españoles y por ello empezó a vengarse hace siete años. Sólo así se explica el daño que en todos los órdenes ha causado a España y los españoles. Diríase que es odio visceral. Si España fuera una mujer en lugar de una nación, la actual legislación consideraría esto como violencia de género.
Publicado por: Armando Salas | lunes, 30 mayo 2011 en 12:35