Era una señora encantadora, según sus vecinos. Pero un mendigo de los que no son afables, sino broncos y provocadores, la siguió, la acuchilló hace cuatro días, la decapitó y exhibió su cabeza por la calle proclamándose “profeta de Dios”.
Ella era Jennifer Mills-Westley, británica de 60 años, jubilada y turista habitual en Tenerife, y él un mendigo búlgaro de 28 años llamado Deyan Valentínov Deyanov, conocido por su agresividad y provocaciones permanentes en la playa de Los Cristianos.
Una vida humana segada --sesgada, dice Zapatero-- por un hombre peligroso que había estado a tratamiento psiquiátrico meses antes, y que oficialmente era inmigrante ilegal porque, aunque Bulgaria firmó en 2007 su adhesión al acuerdo de libre circulación de Schengen, sus naturales, como los rumanos, no tendrán derechos plenos hasta el 1 de enero de 2012.
Pero eso sería lo accesorio. Lo importante es que en numerosas calles y parajes de localidades españolas hay mendigos y "homeless" intimidantes y ofensivos que recuerdan a Deyan Valentínov Deyanov.
Englobamos bajo la idea piadosa del mendigo al pacífico que lo ha perdido todo por la mala fortuna, y a quienes prefirieron el alcohol o las drogas al estudio o al trabajo y acabaron pidiendo y hasta exigiendo dinero con amenazas.
Hay lugares peligrosos para caminar. Y los medios informativos, que ocasionalmente hablan de las bandas de mendigos explotadoras de niños, rara vez narran las acciones de los abusadores, los violentos y pendencieros que acosan a los ciudadanos, en especial a las mujeres. Y que frecuentemente se matan entre ellos.
Quien pone de manifiesto esta realidad aparece en el bando de los malvados sin piedad, cuando se hace necesario tratamiento médico y a la vez severidad legal para quienes pueden matar y decapitar a una persona como Jennifer Mills-Westley, cuyo bienestar y vida deberíamos valorar comparándolas con las de quien la mató.
Ahora, para engañar, quizás atribuyan este crimen a la socorrida “Violencia de Género”.
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SALAS recuerda la brutalidad de algunos que no son mendigos y que se albergan en habitaciones de 3.000 dólares la noche:
Está hoy en El Correo Gallego. Otra visión del caso:
Sobre el tema de ayer, no se trata tanto (o nada) de estrógenos o andrógenos en el fútbol europeo, si no de honradez y juego limpio o de juego sucio y delincuencia.
Sobre los mendigos, está muy mal que la Policía se meta gratuitamente tanto con los inofensivos y que no ponga a buen recaudo a los peligrosos.
Publicado por: no es país para decentes | lunes, 16 mayo 2011 en 12:02