Nacido para hacer el bien, iba a firmar la paz con ETA “cueste lo que cueste” y ganaría elecciones durante un milenio.
Pero por bondad incurrió en alta traición, quebrantando la lealtad absoluta que se le debe al ciudadano.
Mientras negaba contactos con los terroristas, dialogaba secretamente con ellos después de que asesinaran el 30 de diciembre de 2006 a dos personas y destruyeran un enorme edificio del aeropuerto de Barajas, conmovía el corazón popular con sus ojos húmedos. ¿Cómo voy a engañaros? Y ganó las elecciones de 2008.
Le llamaba guerracivilista al exministro del Interior, Mayor Oreja, que denunciaba que seguía dialogando con ETA y cumpliendo algunas de sus exigencias.
Como la de destituir un mes después del atentado de la T4 al fiscal Jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, cántabro recto y acusador con notables éxitos contra los terroristas desde 1980.
El sustituto fue al gusto de las negociaciones de Ángel de la Moncloa, amante infinito de la paz y el amor entre civilizaciones. Subiría a los altares del Nobel adornándose con las plumas del desaparecido faisán que Garzón se había comido.
Otra muestra de su ternura fue el teatro hospitalario del monstruo De Juana Chaos, autor de 25 asesinatos. Y decirle a ETA que la dureza de los jueces era culpa de su derechismo, o prometer que el País Vasco absorbería a Navarra, o que liberaría a múltiples asesinos múltiples asegurándoles sueldos vitalicios.
Mientras traicionaba al electorado en nombre del bien, mantenía el debate soberanista del Estatuto catalán, que con poco más serviría para una Euskadi independiente.
Todo eran negociaciones secretas, mientras El Ángel circunflejo insistía en “conseguir la paz a cualquier precio”.
Después bajaría como faisán de la paz, pero fue tan soberbio que su bondad resultó alta traición. Y los suyos dicen que denunciar esta felonía es bazofia. No. Bazofia es la felonía de buscar un Nobel a costa del honor y la decencia de los españoles.
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SALAS. Ahora quieren cambiar la evidente colaboración con ETA en Faisán sea sólo revelación de secretos.
Y a soltar depredadores por las calles:
Como es sabido, el abuelo del canalla fue fusilado por traidor. Y el nieto le ha seguido los pasos y yo espero que los siga hasta el final y reciba una docena de balazos en la cabeza. ¿Exagero? En absoluto. Para construir y defender España se dejaron su sangre miles y miles. Y la sangre de uno sólo de ellos vale inconmensurablemente más que la del nieto traidor. En cualquier momento de la historia, en cualquier nación, un traidor como el de la Moncloa es reo de muerte. Y si yo evitase pisar la sangre de ese malnacido, no sería por piedad, sino por asco.
Publicado por: leoncio | viernes, 01 abril 2011 en 15:56