En la crecientemente descreída Europa pensábamos que las fiestas navideñas en EE.UU. no eran más que la comercialización de la religión, y resulta que es al revés, que la comercialización de la Navidad multiplica los sentimientos religiosos, como nos ha descubierto hoy mismo Gallup.
Quien no haya vivido en EE.UU. conoce perfectamente lo que son estas fiestas allí gracias al cine y la televisión, y aunque les falte el olor a mermeladas y pasteles, los espectadores han visto las brillantes guirnaldas que lo envuelven todo, los árboles cargados de luces, y oído los cascabeles de los renos de Santa Claus, los villancicos de compositores clásicos, y las alegres canciones étnicas y de películas.
El país se vuelve comprador compulsivo a pesar de que pronto habrá rebajas por encima del cincuenta por ciento y después, y aquí viene el descubrimiento de la encuesta de Gallup, una creciente religiosidad.
Los americanos eran menos religiosos cuando las Navidades eran menos comerciales, hace sólo veinte años. Según esta última encuesta, el 97 por ciento de los estadounidenses celebra la Navidad en familia y el 92 por ciento pone árboles y regalos que son las compras sin descuento.
Pero lo llamativo es este crecimiento de la fuerte religiosidad desde 1990, que va desde el cuarenta por ciento hasta el 51 actual, mientras que la religiosidad poco activa cayó del 40 al 31 por ciento, y la irreligiosidad bajó de algo más del veinte al 17.
Obviamente, este crecimiento de la religiosidad no se debe al comercio navideño. Hay raíces más profundas que deben de analizarse en otro momento.
Pero ya que Gallup centró su encuesta en la Navidad, hilvanemos el crecimiento del espectáculo de estos días con el de la religiosidad como lección, por ejemplo, para el cardenal Rouco o para cualquier otro cristiano que ve como se reduce inexorablemente su parroquia. Para evitarlo, que aprendan de los americanos, y que empiecen estudiando la encuesta.
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Unos cuantos SALAS, no todos, como es habitual, en El Correo Gallego. Gracias a que no hay Ley Sinde (fensa) no me meterán en la cárcel ni me cerrarán el blog, como querrían hacer, a pesar de que estoy autorizado por el artista a piratearle su obra.
Esta es una Cesta de Navidad que ha elaborado cuidadosamente. Un magnífico regalo. Cada tira es el jamón ibérico más sabroso, una botella de Armand de Brignac, el mejor champagne del mundo:
D. Manuel, muy bueno su artículo, pero me han dejado más impersionado los dibujos de Salas. Empecé a verlos en su blog y son un descubrimiento. Este señor es un genio y me hace gracia que en las fotos de su página tiene cara de mal humor, por lo que seguro que está maquinando maldades para dibujar tiras geniales. Yo veo a Forges y es mil veces peor que él.
Quierto expresarle mi admiración a Salas desde aquí.
Publicado por: Antonio Gimeno, Sevilla | sábado, 25 diciembre 2010 en 12:53