En el muelle del Fulton Ferry, en Brooklyn, junto al puente que cruza el East River, frente a la deslumbrante Manhattan, Nueva York, hay una barcaza transformada en sala de música de cámara con sonoridad tan exquisita que muchos grandes maestros pelean por tocar allí.
Bargemusic, o Barcaza de la Música, es un espacio pequeño, familiar, forrado en ricas maderas, al que se accede, si se consiguen entradas, por entre 20 y 40 dólares, aunque a veces hay conciertos gratuitos.
De golpe, alguien no experto descubre allí que hay judíos sefarditas que aún siguen escribiendo hoy mismo música con ritmos, letras, sentimiento y títulos como los que creaban sus antepasados, expulsados de España por los Reyes Católicos en 1492.
No hace mucho actuaron el director del Bargemusic, el violinista Mark Peskanov, y el pianista Steven Beck, que abrieron una serie de conciertos bajo el nombre There and Then, “Allí y Entonces”, con más música sefardita que la de la última temporada, titulada Here and Now, “Aquí y Ahora”.
Las estrellas que continuaron fueron del The New York Consort o Viols, conocedor de la evocadora música renacentista de los sefarditas valencianos, que tras la expulsión se repartieron por Italia, Flandes e Inglaterra.
En Bargemusic, siglo XXI, los anónimos del XVI “Los Gayos Empesan a Cantar”, “Montañas Verdes”, “Noches, Noches”, y “La Comida de la Mañana”, interpretadas por Grant Herreid, que canta y toca distintos instrumentos de época temas desconocidos seguramente en España, como también el “Viv’el Gran Re Don Fernando”.
Pero lo más sorprendente es oír en español sefardita composiciones neorrenacentistas de contemporáneos como la “Fantasia Sobre Nani, Nani”, de David Loeb (1939- ), o “Puncha, Puncha”, de Paul Ben-Haim (1897-1984).
Con el daño que se les infirió, y que conserven este multicentenario amor a España, a Sefarad, provoca asombro, afecto y agradecimiento.
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Hace pocos días SALAS publicó en El Correo Gallego este dibujo sobre el Apalpador, figura que oculta a un pederasta creado por el nacionalismo gallego para usurparle su papel a los Reyes Magos. Y a Papá Noel-Santa Claus, inspirado en el San Nicolás que llega a Holanda desde España.
El cronista se felicita al comprobar que el gran dibujante tiene una visión similar a la suya sobre este individuo que quieren hacer símbolo patriótico, y sobre el que escribió la crónica Pederasta navideño el pasado día 20.
Mientras se mantenga esta depravada farsa el cronista seguirá escribiendo una crónica anual, como ya hizo en 2009, denunciando a quienes proponen héroes infantiles así.
"Con el daño que se les infirió, y que conserven este multicentenario amor a España, a Sefarad, provoca asombro, afecto y agradecimiento."
Asombro sobre todo. No nos los merecemos.
Publicado por: EduardoFreireCanosa | jueves, 30 diciembre 2010 en 14:29