Los 1.300 trabajadores de Nissan en Barcelona posiblemente quedarán en el paro en 2011 por rechazar el trabajo y los salarios que les ofrecieron para fabricar una nueva furgoneta que les daría trabajo durante los próximos diez años.
No entendieron aún el cambio que experimentó el mundo con la globalización, en el que el caso Nissan es paradigmático: tienen la desgracia de que lo que fabrican sale más barato hacerlo en otros países.
En los últimos años se sumó a la competencia entre las marcas, la competencia entre las fábricas de cada marca, por lo que Nissan sacó a concurso hace unos meses, entre sus factorías europeas, la nueva camioneta en la que invertirá ochenta millones de euros.
Los trabajadores españoles no gozan de los sueldos ni de las ventajas de los alemanes, por ejemplo, pero tienen que reducir su bienestar para incrementar la productividad y poder mantenerse en el mercado global.
Y es que, por ejemplo, primar las energías renovables ha incrementado tanto el coste de la electricidad que las fábricas españolas han perdido competitividad, lo que compensan parcialmente con peores sueldos y más horas de trabajo.
Nissan le anunció a los sindicatos barceloneses que para competir deberían congelar su sueldo tres años, trabajar una hora más al día y cinco fines de semanas más, y renunciar a cobrar la antigüedad.
Les dieron cinco días para reflexionar, tras los cuales los trabajadores pidieron más tiempo para pensárselo.
No se lo dieron: otra fábrica cuya localización no han revelado aún ofreció las condiciones que Nissan quería.
Así es el duro mundo de la globalización. Llegará el momento en el que chinos o vietnamitas lo harán todo y, entonces, quien no cree nuevas formas de ganarse la vida la tendrá más que difícil.
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También es inevitable acudir a SALAS. Fíjese en su dibujo de hoy en El Correo Gallego. Con unos trazos dice lo que ocurrirá con esos y tantos otros trabajadores dentro de no mucho tiempo.
Y la telefonista, además, será una hispanoamericana o marroquí, porque casi todos los centros de llamadas telefónicas --los call center-- están en sus países, donde los sueldos son inferiores a los españoles:
España vive de la limosna extranjera, más se cree una simpática señora todavía.
Publicado por: EduardoFreireCanosa | miércoles, 08 diciembre 2010 en 16:45