Seguramente vio usted las imágenes del policía fuera de servicio que saltó a las vías del metro de Madrid, décimas de segundo antes de que pasara un tren que pudo matarlo, para salvarle la vida a un hombre que había caído.
El héroe se llama Ángel, tiene treinta años y juró su cargo hace dos meses. Tras ver la secuencia completa grabada por las cámaras de los andenes, podemos preguntarnos si usted o yo nos habríamos expuesto a morir, como Ángel, para salvar a ese accidentado.
La grabación completa del milagro dura diez minutos: el hombre se tambalea, cae, salta el policía, recoge al accidentado e instantáneamente pasa el tren que casi arrolla a los dos hombres.
Es tal la frecuencia y velocidad de llegada de los trenes en las estaciones del metro, que el segundo milagro fue que no entrara como siempre el convoy en la otra dirección y que se salvaran los dos hombres: el retraso de cinco segundos del tren contrario los salvó.
Hay que observar bien las imágenes ante de la caída a las vías, porque el hombre parece estar muy borracho, tambaleándose de un lado para el otro.
Cada vez se ven más borrachos así en el metro de Madrid. Hacen ochos y chocan con la gente hasta que se caen en los pasillos o el andén, no en las vías.
Gente común, algunos con aspecto de haber tenido una vida confortable, sin la cara tumefacta del alcohólico. Y uno se pregunta si no son consecuencia de la crisis, de haberse quedado sin trabajo o sin familia, y con el único consuelo del cartón de vino.
Por alguien así Ángel estuvo dispuesto a entregar su vida. El héroe, sin duda, es el Ángel de la Guarda.
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Crónicas Bárbaras del 30 de diciembre de 2009 se titulaba José Blanco Reagan. El cronista es poco amigo de volver sobre lo escrito, pero es que ha pasado prácticamente un año, y aquella crónica está tan vigente hoy como entonces.
Un año perdido y nos han militarizado, y por la misma ley pueden militarizar el Metro de Madrid, cuyas huelgas salvajes tanto se aplaudieron desde el Gobierno, y también los carritos de helados que un día decidan dejar de venderlos.
Y el Gobierno culpa ahora del conflicto de los controladores a un convenio colectivo de 1999: somos tontos o lo parecemos.
Mientras no imponen el Estado de Sitio porque los barrenderos no limpian las calles, gocemos con SALAS:
Visite sus webs:
www.toonpool.com/Salas_571.html
www.paintingsilove.com/artist/armandosalas
Y en los periódicos:
Gracias, D. Manuel por entregarnos hoy este ejemplo de grandeza de un ser humano, de un policía que, según he sabido hoy, quiere permanecer en el anonimato.
Un ángel, un verdadero Ángel de la Guarda, como dice Vd.
Publicado por: Anna Castelló | martes, 07 diciembre 2010 en 15:02