Por una vez la inacción de Zapatero coincide con el interés del Estado: aunque decirlo sea políticamente incorrecto (P.I.), el Sahara Occidental es una herencia que el franquismo no le dejó a España, sino a la ONU.
Para empezar: el Sahara era territorio de nómadas, mínimas localidades habitadas, y propiedad temporal de las caravanas que lo atravesaban.
La decadente España siglo XIX quería emular a las potencias coloniales de entonces y reclamó el territorio, que no llegó tener bajo control hasta 1934.
En 1958 Franco convirtió la colonia en provincia, cuya superficie es como la mitad de España, y que en 1974 tenía 74.000 saharauis censados.
En las Cortes franquistas aparecían como Procuradores unos jefes tribales que, cuando agonizaba el dictador, le juraron lealtad a Hassan II.
Antes, mientras se preparaba la descolonización ordenada por la ONU, el Frente Polisario mataba a numerosos españoles, civiles y militares, entre ellos a muchos pescadores.
El Polisario estaba apoyado por Argelia, aliada de la URSS, que en aquellos tiempos de guerra fría quería establecer en el Sahara una nación satélite para sus bases militares atlánticas.
Francia y EE.UU. protegían al rey marroquí frente al proyecto argelino-soviético.
La izquierda española, engrasada desde Moscú, tomó como propia la causa saharaui. No para defender a los nativos, sino a la URSS.
La verdad políticamente incorrecta, P.I., es que, como tantos otros, este cronista era un tonto útil militante de izquierdas que participó en aquellas campañas y acompañó como periodista a los guerrilleros polisarios, dirigidos por militares argelinos, en sanguinarios ataques contra los marroquíes.
Por una vez la inacción de Zapatero, por algún temor o para devolver un gigantesco favor a Mohamed VI, le va bien a España en Ceuta, Melilla, Canarias, y frente a Al-Qaeda del Magreb, que acecha cualquier debilidad marroquí.
Usted suele descolocarme con ángulos inesperados pero hoy me ha dejado K.O.
Publicado por: Anna Castelló | domingo, 14 noviembre 2010 en 16:08