Tras la muerte en huelga de hambre de Orlando Zapata el pasado febrero, la decisión de Guillermo Fariñas de seguirlo, y después un goteo inacabable de otros presos políticos, el castrismo se asustó ante la reacción internacional y comenzó a deportar a decenas de ellos hacia España.
Encarcelados sólo por pedir libertad para su país, la situación de esos hombres habría pasado desapercibida en el exterior si no llega a ser por sus madres, mujeres e hijas, que se hicieron famosas protestando como “Damas de blanco”, por sus camisetas.
Fue el impulso de unas heroínas capaces de enfrentarse sólo verbalmente a un castrismo con tal demencia senil que manda unidades militares a impedirle a la madre de Zapata visitar su tumba.
Las Damas esperaban ser recibidas esta semana, durante su visita oficial a la Habana, por Leire Pajín, Secretaria de Organización del PSOE y Elena Valenciano, secretaria de Relaciones Internacionales y Cooperación, feministas, ardorosas defensoras de los derechos humanos y paladines de las libertades.
Pero es diferente hablar de valores, y practicarlos cuando es necesario: a esas dos mujeres, que con Zapatero y su Gobierno dicen defender la dignidad de la mujer, ni se les ocurrió saludar a las “Damas de blanco”. Ni una mirada hacia ellas.
Sin embargo, le prometieron a Raúl Castro que Zapatero y Moratinos pelearán para que la UE levante la condición principal que impuso para ayudar económicamente al régimen: que libere todos los presos políticos, pero en Cuba y no deportándolos, y que no persiga las libertades fundamentales.
El Gobierno español dirá en Bruselas que las deportaciones prueban la apertura del castro-comunismo, cuando sólo es el triunfo de unas mujeres heroicas y despreciadas por la corte femenina de Zapatero, que ocasionalmente recuerda las guardaespaldas de Gadafi.
Sigue habiendo gente que piensa como don quijote. Eso está bien, es bonito pero poco práctico. Ningún gobierno cambia de opinión por presiones como es una huelga de hambre. Quizá en Cuba la desesperación lleve a estos extremos. Con el franquismo no acabó una protesta de pandereta ni un anuncio de blancolor.
Cuba tendrá su democracia y los que utilizaron esa tragedia por intereses políticos su pago.
Publicado por: miamibeach | domingo, 05 septiembre 2010 en 00:54