Sin otro interés que impresionar a Dulcinea, Don Quijote desfacía entuertos, luchaba contra molinos que creía gigantes y quedaba descalabrado en cada lance, como sus compatriotas actuales que han decidido salvar el mundo enfrentándose no a molinos, sino a verdaderos gigantes.
Son nuevos quijotes, que se lanzan por decenas a la aventura con supuesta ayuda para los pobres, dotados de grandes medios como si fueran de safari fotográfico por países peligrosos.
Son tan ricos y están tan bien alimentados que en nombre de los negocios naturales del desierto o del islam terminan cautivos, como Cervantes en Argel, y con los españoles pagándoles el rescate.
O les ocurre como a los jóvenes canarios que aman tanto la causa saharaui que van al antiguo Sahara español, hoy ocupado por Marruecos, y se manifiestan con banderas y gritos a favor de los nativos.
Los nuevos ocupantes les golpean, tampoco demasiado, porque todos los daños fueron una señora con un ojo amoratado y una docena de activistas sonrientes haciendo el signo de la victoria antes de que los devolvieran expulsados a España.
Y los españoles, como siempre, pagando los costes de estas aventuras, aunque en el caso de los prosaharahuis estaría bien si alguno de sus cabezas pensantes fuera agente de la inteligencia española, el CNI.
Porque lo que hicieron fue recordarle indirectamente a Marruecos que tiene un problema grave en el Sahara que puede reactivarse como respuesta a cualquier presión sobre Ceuta o Melilla, si no desde tierra saharaui sí desde Argelia.
Si la hipótesis fuera cierta, que el jefe del CNI se de por destituido: habría sido una decisión tomada a espaldas de este Gobierno, siempre acobardado ante quienes lo amenazan.
Moncloa recuerda el 11M presuntamente cometido por marroquíes tan amantes del perejil como de Alá.
Los terroristas difícilmente tienen una visión a largo plazo y mucho menos en clave política. La violencia es eso y solo eso.
Algo pasa en el sáhara y puede ser muy grave. Pero que no se engañe nadie. Nosotros no seremos los más perjudicados.
Publicado por: emigrante | miércoles, 01 septiembre 2010 en 21:28