Casi todos demócratas que sufrían la opresiva España franquista eran anticlericales porque la Iglesia católica imponía su moral legislando contra los pecados del amor, las costumbres libres y el aborto.
Pero esa Iglesia perdía aceleradamente el poder tras el Concilio Vaticano II, Franco moría en 1975 y el país se democratizaba aceleradamente.
En ese contexto debe analizarse la ley del aborto de 1985, a la que en principio se oponían los conservadores, pero que no la cambiaron entre 1996 y 2004, cuando gobernaron.
Estos días ha entrado en vigor una nueva ley del aborto creada por Zapatero-Aído mucho más permisiva, mientras, en las escuelas se le enseña cómo buscar el placer a niños y adolescentes, valorando por igual todas las prácticas sexuales.
Y se desaconseja la contención, lo que produce frecuentes embarazos indeseados, y seguidamente abortos, convertidos en métodos anticonceptivos comunes.
Pero al ir liberalizándose las costumbres sin control de la moral religiosa, se producían otras transformaciones: aparecía el gigantesco negocio de las clínicas abortistas pagadas con impuestos, y se producían enormes avances científicos en la investigación del embarazo.
Con las nuevas tecnologías, ahora se ve que los embriones y los fetos, a los que quienes defendían el aborto en épocas sin libertad consideraban pequeñas excrecencias, resultan seres vivos, con rasgos reconocibles, que se mueven y viven como pequeños bebés.
Fotografía, vídeo y escáneres están creando antiabortistas no religiosos, sino éticos, y la Generalidad valenciana sabe que provocará un conflicto en las mujeres que quieran abortar al exigirles que vean imágenes de quienes podrían ser sus hijos.
Por eso los abortistas protestan irritados, contra esta “manipulación de las conciencias”, cuando la responsabilidad que antes se atribuía la religión es ahora de cada gestante ante los escáneres de si misma.
El horror del franquismo era tal que todo lo que la iglesia consideraba pecado para las leyes franquistas era delito. Así el adulterio era delito. Una mujer no podía sacar el carné de conducir sin permiso de su padre o marido. Las mujeres están siempre bajo tutela de algún varón. Una mujer no podía salir de Estaba sino estaba casada.
No existían las relaciones prematrimoniales. Así ser madre soltera era un estigma de por vida. La mujer tenía que tener un estatus. Si no estaba casada era poco menos que prostituta. O ama de casa o monja, a elegir.
La despenalización del aborto con la democracia acabó con los viajes al extranjero para abortar.
Hoy se hace necesaria una ley de plazos. No tiene sentido seguir engañándose acogiendo a supuestos legales más que superados socialmente.
La sociedad ha cambiado desde el franquismo a la iglesia católica no le hace caso casi nadie. Necesitamos otros referentes y eso debe enseñarse en las escuelas. Educación sexual y responsabilidad cívica. ¿Unas fotos para concienciar? Ninguna mujer aborta como primera opción. Son casos extremos
Publicado por: PeterMan | miércoles, 14 julio 2010 en 16:37