Tras la detención de once espías rusos en EE.UU., entre ellos Anna Chapman, pelirroja de 28 años que encandilaba hombres para sacarles información, recuerde el lector que la gente así abunda, y que usted sin saberlo conoce algún profesional como ella.
Son gente normal. Los 007 son exageraciones o excepciones. Simplemente, los espías saben como disimular su oficio.
Fernando Muniesa, experto en organizaciones de inteligencia, escribió varios libros sobre los espías, entre ellos uno satírico, “Los espías de madera” (Ed. Foca-Akal), en el que revela notables errores de los agentes más tarugos.
Porque hay algunos realmente leños: durante la Guerra Fría, y hasta la caida del muro de Berlin, quien escribe esta crónica tuvo, como muchos corresponsales, relación con espías de distintas potencias. Entre ellos uno soviético, en Bruselas.
El cronista le mentía sobre la OTAN y la Comunidad Europea. Se imponía el reto de engañarlo. A veces, los periodistas elaborábamos juntos bromas para los distintos espías que nos cortejaban.
Gólubev, como decía llamarse el ruso, invitaba al cronista a grandes banquetes y le regalaba cajas del mejor vodka, que bebíamos en el International Press Centre varios corresponsales a la salud de Lenin y del Proletariado Mundial.
Después, otros espías de distintas nacionalidades, en la misma Bruselas, China, EE.UU. y España, trataron de saber, sin éxito, qué revelaciones le había hecho el cronista a Gólubev, porque había ascendido rápidamente a gran figura del KGB.
Ahora puede contarse: se había inventado una venta de aviones americanos con poderosos cañones anticarro a China para emplearlos en los conflictos entre ambos países, en el río Ussuri-Wusuli.
Los rusos alejaron rápidamente sus blindados de la zona. Gólubev había reducido el peligro de guerra fronteriza y fue premiado porque nunca supieron que era un “espía de madera”.
no he visto publicado qué era lo que espiaban exactamente esta gente. Sería interesante saberlo. Quizá nos sorprendiese saber que son "espías" mercaderes. De esos que venden chismes de empresas. Algo así como hizo mitsubishi en sus tiempos con silicon valley intentando comprar a ingenieros de intel o trabajadores despechados de intel vendiendo información a amd
En españa hemos tenido casos penosos como esos espías del csid que llamaban a la novia mientras estaban en el "trabajo." Las míticas conejitas del cesid también son otro episodio sórdido
Los espias son importantes. Es vital hacer creer que se tiene información aunque sea inventada. Recordar que la guerra de iraq, su justificación, se basó en lo que un taxista contó a uno de la cia había armas de destrucción masiva
... y hasta la caida del muro... (sic)
Esa caída debería llevar tilde
Publicado por: Nemigo | miércoles, 07 julio 2010 en 15:01