El gobierno iraní de Mahmud Ahmadineyad acaba de prohibirle la entrada al país a dos inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), imitando así el juego de ocultaciones que facilitó la guerra de Irak y la caída de Saddam Hussein.
En el caso del dictador iraquí los inspectores buscaban armas químicas como las que ya había empleado para matar a decenas de millares de personas en su país y en la guerra con Irán. Sus posibles aspiraciones nucleares habían sido bombardeadas previamente por Israel,
Luego, pareció descubrirse que Saddam había destruido sus armas químicas, aunque algunos centros de inteligencia afirman que las envió a Siria.
Pero ese juego de ambiguedades sugiriendo que las tenía en lugares secretos y que las movía por todo el país para, algo muy tribal, “guardar la cara” y mantener el respeto de sus súbditos, le costó la guerra y la horca.
El caso de las centrales nucleares iraníes con casi seguro uso bélico es mucho peor que el de las armas químicas, cuyo impacto es más limitado.
Serían peligrosas en poder de un déspota medianamente racionalista, como Saddam. Pero infinitamente más letales controladas por fanáticos que obedecen apocalípticas y belicosas órdenes divinas, como los del régimen iraní.
Este nuevo juego del escondite de Teherán, cuyo régimen está sancionado por la ONU, aunque levemente, propicia que quienes le temen apoyen la destrucción de esas instalaciones atómicas.
Bastante tiene el mundo con lugares con armas similares, como la alocada y chantajista Corea del Norte o el inestable Pakistán, en peligro de caer en poder de talibanes tan peligrosos como los peores ayatolás.
Algunas naciones árabes-sunnitas, encabezadas por Arabia Saudita, verían con simpatía la destrucción de las centrales nucleares persas-chiítas.
Aunque sólo fuera para que al Golfo que llega a ambos países se llame Arábigo y no Persa, como exigen los iraníes, y que es motivo de gravísimos enfrentamientos políticos entre ambos países.
Pelean no sólo por la religión, sino también por un nombre. Y Riad promete facilitar el petróleo que no venda Teherán si bombardean sus centrales nucleares, además de abrir su espacio aéreo para el posible paso de bombarderos...
Si usted fuera israelí, amenazado por las futuras armas nucleares iraníes, ¿qué pensaría?
El caso de las centrales nucleares iraníes con casi seguro uso bélico es mucho peor que el de las armas químicas, cuyo impacto es más limitado (sic)
Una central nuclear, por definición, es SIEMPRE para uso civil. No existen las centrales nucleares militares. Es el uso que se dé al combustible que en ellas se produce lo que puede preocupar
Si usted fuera israelí, amenazado por las futuras armas nucleares iraníes, ¿qué pensaría? (sic)
No me parece una hipótesis de trabajo. Es como si a un español le preguntan: si fuese usted franquista...
Irán a día de hoy no tiene ningún armamento nuclear. Esto está más que comprobado. Como te puedes sentir amenazado por algo que no existe hoy... pero dicen que sí en el futuro? La amenaza del armamento nuclear sionista sí es un peligro. Armamento nuclear que no está sometido al control de ninguna organización internacional. Eso sí es una amenaza real hoy
Publicado por: Nemigo | martes, 22 junio 2010 en 16:17