El ayuntamiento asturianio de Siero ha decidido boicotear todo bien o producto israelí siguiendo las demandas de Hamás y Hizbolá, organizaciones terroristas ajenas a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que, aunque sorprenda, rechaza esa consigna.
Los 50.000 habitantes de Siero están gobernados por el Partido Popular, últimamente dado a hacer gestos pro-Hamás, aunque su miembro más admirado, José María Aznar, acaba de fundar con diez personalidades internacionales, incluyendo un premio Nobel de la Paz, Friends of Israel, organización de apoyo a ese país como ejemplo de democracia y de las libertades occidentales.
Pero tratando de obedecer el boicot cualquiera puede descubrir que ni siquiera Hamás ni Hizbolá podrían prescindir de la informática y de las telecomunicaciones creadas por técnicos israelíes.
Desde los microprocesadores Intel hasta los teléfonos y cámaras móviles, gran parte de los sistemas de los ordenadores y de sus programas fueron creados en Israel.
Ni siquiera podrían comerse una naranja todo zumo, porque fueron israelíen quienes eliminaron las semillas, ni la mayoría de los vegetales que se consumen hoy en gran parte del mundo: el riego por goteo es una técnica israelí. Como los mejores sistemas de potabilización de agua.
Qué decir de los paneles y de las plantas solares, o del cultivo de peces, o de los últimos métodos de detección de cáncer de mama, la lucha contra el alzheimer, los “stent” que salvan millones de enfermos cardíacos, o de centenares de medicamentos que alargan nuestras vidas y que nacieron en Israel.
Dependemos tanto de sus bienes y productos que podíamos afirmar que vivimos de muchos de sus avances científicos.
Por lo que no hay duda: somos víctimas de los Sabios Científicos de Sión, cuyos Protocolos muestran una conspiración israelí para mejorarnos, alargarnos la vida y combatir nuestra estúpida demencia senil.
Por lo que no hay duda: somos víctimas de los Sabios Científicos de Sión, cuyos Protocolos muestran una conspiración israelí para mejorarnos, alargarnos la vida y combatir nuestra estúpida demencia senil.
El antisemitismo está alcanzando cotas terroríficas más propias de la Alemania años 30. China, una dictadura horrenda y cruel, tiene ocupado bajo su bota militar al Tíbet. Ni bloqueo, ni negociaciones, ni narices: ¡se lo ha quedado ENTERO! ¿Alguien ha dicho alguna vez que hay que boicotear todos los productos chinos? ¡Jamás! Estas cosas solo se le hacen a los judíos, hombre...
Publicado por: Narmer | viernes, 25 junio 2010 en 16:00