Si se acepta que las niñas musulmanas lleven velo en los colegios españoles como propone el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, volveremos al medioevo del que salió Turquía en 1925, cuando el primer presidente de la República, Mustafa Kemal Atatürk, lo prohibió porque mostraba servilismo medieval y humillaba a la mujer.
El apoyo de este ministro en un Gobierno autoproclamado igualitario sexual o genéricamente describe muy bien a quienes mandan en el país, y cómo ocultan que son caverna tras el velo.
En Gabilondo es normal: fue cura y quizás conserve un acre salazón de sotana y sacristía herederas del nacionalcatolicismo, el de aquel cardenal catalán, Plá i Deniel, Primado de España, que pedía que todas las mujeres llevaran siempre velo porque las fortalecía espiritualmente, amén de que evitaba tentaciones de los machos acechantes.
Recién liberados los españoles de ese nacionalcatolicismo, nos llega el mucho más reaccionario nacionalislamismo contra el que combatió Atatürk, el militar y héroe de guerra de notable formación humanística, artífice de la caída del imperio otomano del sultanato-califato.
Admiraba los valores occidentales, especialmente los de la Revolución Francesa, de la que copió el laicismo opuesto al islamismo opresor durante casi catorce siglos.
Entre sus logros para la modernización de Turquía están la prohibición del velo hace 85 años y la aprobación del voto femenino.
Desde entonces Turquía ha progresado, aunque bajo la amenaza perenne del retorno islamista, al que respondían los militares herederos de Atatürk con dictaduras.
Y en el momento en el que no las repitieron para no escandalizar a la UE, a la que Turquía quiere adherirse, han llegado las “cucarachas con velos”, como retratan los laicos turcos al nacionalislamismo.
Cucarachas de distintos colores por sus vestimentas y porque se infiltran astutamente por todos los huecos: son el actual Gobierno, amigo de Zapatero, colándose con la “taqiyya”, el disimulo para servir al islam.
Entre otras medidas nacionalislamizadoras quiere reintroducir el velo en colegios y universidades, como esta supuesta izquierda filoislamista, de Zapateros-Gabilondos-Aídos-Pajines.
Prohibir el pañuelo es de una hipocresía vergonzosa. Si el pañuelo no debe llevarse por ser un símbolo del Islam (religión que propugna la inferioridad de la mujer respecto al hombre), lo que habrá que prohibir es el Islam ¿no? El caso contrario sería como prohibir la cruz gamada y no prohibir el nazismo: ¡absurdo!
Pero ya sabemos bien (tanto en España como en el resto de Europa) lo que significa la persecución religiosa: el infierno sobre la Tierra.
La solución es mucho más sencilla: a quien quiera llevar pañuelo que se le aplique la misma norma que a quien quiera llevar minifalda. ¡Que cada uno lleve lo que quiera!
Publicado por: Narmer | viernes, 23 abril 2010 en 19:26