La reciente ola de denuncias por toda la cristiandad contra curas pederastas no ha alcanzado España o Latinoamérica, con excepción de dos casos: el del exobispo Lugo, presidente de Paraguay, y el del mexicano Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo.
En España, con omnipresentes curas durante el franquismo, no apareció aún este género de “memoria histórica”: o aquellos clérigos eran poco aficionados a ese delito, o sus víctimas creen que el mal sufrido no fue tan grave.
Todos conocemos a exalumnos de internados religiosos que padecieron acercamientos de algunos profesores, aunque como los estudiantes veteranos advertían sobre quienes tenían esas debilidades, los novatos podían rehuírlos.
Pero siempre había alumnos que se honraban dejándose querer, quizás ejerciendo tempranamente su preferencia sexual, como enseña Educación para la Ciudadanía, según el Gobierno Z.
Con el tiempo podrán aparecer agraviados, pero de momento no hay denuncias españolas masivas después de más de un año de escándalos internacionales, y con medios informativos que mantienen su audiencia acusando de tolerancia al Papa.
Aunque también pueden darse otras explicaciones, digamos, antropológicas.
Podría ser que ciertos hábitos populares influyeran en la desmesuraba abundancia de pederastas, curas o no, porque donde empezaron las revelaciones, Irlanda, hay un milenario vicio celta vinculado al uso sexual de menores.
Podría ser que ciertos hábitos populares influyeran en la desmesuraba abundancia de pederastas, curas o no, porque donde empezaron las revelaciones, Irlanda, hay un milenario vicio celta vinculado al uso sexual de menores.
En tierras supuestamente afines están resucitando con formas amables seudofolclores que ocultan la pederastia.
En Galicia hay campañas mediáticas que pretenden sustituir los Reyes Magos por un “Apalpador”, que de noche va palpando en secreto barriguitas infantiles antes de dejarles regalos.
En Galicia hay campañas mediáticas que pretenden sustituir los Reyes Magos por un “Apalpador”, que de noche va palpando en secreto barriguitas infantiles antes de dejarles regalos.
Lo cierto es que la observación empírica indica que la tendencia de los curas españoles de líbido encrespada parece dedicarse, más que a los niños, a las garridas mujeres fértiles.
Lo explica un dicho castizo: “No puede decirse de esta agua no beberé ni este cura no es mi padre”.
durante el franquismo ocurrió de todo y casi no se sabía de nada. Pero siempre se ha dicho. Y en los tiempos que corren pues se ha dicho de todo lo que ocurría en los internados. En los demás colegios pasan casos de relaciones entre alumn@s y profesores... se ha tapado siempre los casos como se ha podido. Pero ocurrir ocurren como en todas partes. Quizá la sociedad española es más hipócrita y mira para otro lado y las instancias judiciales, educativas, políticas y sociales han preferito tapar todo posible escándalo. Pero habelos hainos
Publicado por: Nemigo | sábado, 24 abril 2010 en 15:04