El Tribunal Constitucional español acaba de paralizarse de nuevo tras ser incapaz de rechazar o aprobar el Estatuto de Cataluña, motivo por el que ya desde hace cuatro años estaba bajo un estado de caos como el descrito en el siglo XIX por el matemático y filósofo Henri Poincaré.
Situación provocada por Zapatero antes de llegar a primer ministro, cuando le prometió a Pasqual Maragall avalar cualquier Estatuto elaborado bajo su inspiración.
Inmediatamente la ambición diferenciadora nacionalista fabricó un monstruo que, sometido a cirugía estética en el Congreso, terminó recosido como el engendro de Frankenstein.
La Generalidad se igualó al Estado, arrampló numerosos derechos ciudadanos, los impuestos de otros y se alejó socioculturalmente del resto del país.
Entonces, otras CC.AA., el Defensor del Pueblo y el PP, apelaron al Constitucional denunciando el Estatuto como prácticamente secesionista.
Porque, o se rechaza radicalmente el engendro, o nace una nueva nación.
Y Zapatero presiona con todo su poder a todos los magistrados para que aprueben la ruptura de España como nación única.
Y Zapatero presiona con todo su poder a todos los magistrados para que aprueben la ruptura de España como nación única.
La tesis de Poincaré era que un mínimo caos podía evolucionar hasta provocar gigantescos efectos inesperados.
En 1963 Edward Norton Lorenz la llamó “Efecto Mariposa”, recordando un proverbio chino según el cual el aleteo de una mariposa puede afectar al otro lado del mundo.
En 1963 Edward Norton Lorenz la llamó “Efecto Mariposa”, recordando un proverbio chino según el cual el aleteo de una mariposa puede afectar al otro lado del mundo.
Así es: el 13 de noviembre de 2003, el irreflexivo Z. mariposeó aleteando al prometerle a Maragall que aprobaría sus famosas y pintorescas maragalladas confederalistas.
Y nació el monstruo que retocaron en el Congreso para dejarlo como la aberración de Frankenstein.
Y en el Constitucional estalló el desbarajuste.
Y en el Constitucional estalló el desbarajuste.
El alocado mariposeo de Zapatero, capricho de mentes tarambanas, la suya y la de Maragall, impuso el caos en España.
Y ahora preguntémonos qué va a hacer el PP. Cree que podrá gobernar aliándose con CiU, que quiere un estatuto aún más nacionalista.
Hay quien cree a Rajoy y a los suyos capaces de abandonar sus reivindicaciones estatales si reciban ese apoyo. Habrá que observarlos, a ver qué hacen.
Si me lo permite voy a exponer mis tesis acerca de la presión ejercida por el señor Zapatero al TC.
Con la llegada del estatuto catalán a la Carrera de San Jerónimo, Zapatero se topó con una realidad muy distinta, sobre todo por lo imprevisible (al menos para él) del texto pergeñado por Maragall & friends.
Creo que el nieto del capitán Lozano no presiona al TC con ánimo de desmembrar España, sino por un doble motivo: cumplir la palabra dada (curioso, porque en la consecución del pleno empleo no ha sido tan tajante) y por otro, y más importante, no perder el semillero de votos catalán.
Una vez más, estos problemas son fruto de la inconsciencia de nuestro excelso presidente del Singobierno. En fin, el consuelo que nos queda a algunos es que cada día queda menos para elegir inquilino monclovita. Espero que, de aquella, no nos hayamos ido al carajo.
Un saludo
Publicado por: Eric Smith | lunes, 19 abril 2010 en 16:58