Una noticia reciente sobre el calentamiento global ha pasado casi inadvertida: la ONU se ha desmentido a si misma y admite que exageró gravemente al anunciar que la cordillera del Himalaya iba a quedarse sin nieves en 2035.
Ahora resulta que los datos sobre ese futuro, elaborados por el IPCC, el panel de las Naciones Unidas, se habían extraído de una revista de aficionados al montañismo.
Pero, además, estaban manipulados para que los gobiernos se asustaran ante la gravedad del cambio climático, admitieron Jean-Pascal van Ypersele, vicepresidente del IPCC y el responsable de vigilancia del clima, Rajendra Pachauri.
El Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) es ese organismo de 2.500 miembros cuya mayoría son políticos y ecologistas que cobran por asustar, y cuya minoría son los científicos que cobran por darle a los primeros argumentos, a veces falsos.
Se retroalimentan tratando de colmar nuestras necesidades espirituales: como hemos dejado de creer en el infierno divino, han inventado el negocio del infierno terrenal.
Pero esta religión calentóloga comenzó a peligrar durante la fracasada Conferencia del Clima de Copenhague, después de revelarse el “Cimategate-Climagate”: notables científicos británicos del IPCC habían falseando datos sobre el calentamiento global.
Ahora llega el caso del Himalaya y sus excursionistas, y pronto deberá anunciarse el constante crecimiento de los hielos en la Antártida.
La realidad es que, tras el fracaso de Copenhague, ni EE.UU., ni la UE, ni China o la India han cumplido el compromiso de notificarle a la ONU sus programas contra el calentamiento antes del 31 de enero: parece que, realmente, no creen en su origen antropogénico.
Cambio climático lo hubo siempre. Pero los calentólogos, en lugar de proponer adaptarse a lo inevitable, exigen parar el progreso humano. Claro que, primero, en los países pobres.
El rotativo británico 'The Guardian' traía ayer a su portada un nuevo capítulo escandaloso del Climagate: que las mediciones de la temperatura en China eran fraudulentas, y que en la universidad de East Anglia lo sabían y lo ocultaron.
http://www.guardian.co.uk/environment/2010/feb/01/leaked-emails-climate-jones-chinese
Publicado por: Irómeno | martes, 02 febrero 2010 en 16:32