A Zapatero lo han menospreciado estos días varios medios informativos extranjeros, y numerosos políticos y periodistas han protestado aquí porque, dicen, se ha agredido a España y a los españoles.
Pero nadie agrede a España, que solamente es tierra, territorio inerte. Que todo lo más que da son dos tipos de plantas: las de vegetales, como tomates y naranjas, y las de muchas alturas de cemento armado.
España está habitada por españoles y similares especies, cada uno con su personalidad, y cualquiera, español o extranjero, tiene derecho a ridiculizar al primer ministro, si lo desea.
Incluso, a veces hay gentes de buen sentido que critican cruelmente a los políticos que han prometido imposibles o ridiculeces.
Con 45 millones de españoles medio arruinados, cuando Roríguez Zapatero anunció que iba a sacar a los 500 millones de habitantes de Unión Europea de la crisis durante sus seis meses como presidente mandamenos, la prensa extranjera hizo feroces bromas a su costa.
Prensa que no atacó la inerte superficie de España, ni siquiera a los españoles, que sólo pueden sentirse dañados por una mala administración o alguna forma de violencia, no con simples palabras.
Es habitual que los políticos manipulen a los ciudadanos erigiéndose como símbolos de la patria, patrimonializándola y presentándose ellos como el país mismo.
Por ejemplo, si usted dice que el socialnacionalista José Montilla es un pillo, enseguida aparecerá quien le acuse de insultar a Cataluña y a los catalanes. Habrá periódicos que dirán que usted estimula el separatismo.
Ocurría igual cuando la prensa extranjera denostaba a Franco: los medios del régimen afirmaban que el mundo rechazaba a su líder porque envidiaba a los españoles.
Y no: los dictadores, son dictadores, y los fantasmones, fantasmones, porque la verdad es verdad lo digan Agamenón, su porquero, o el Financial Times y The Economist.
... cualquiera, español o extranjero, tiene derecho a ridiculizar al primer ministro, si lo desea (sic)
Hombre, no. Nadie tiene derecho a ridiculizar a nadie y mucho menos a un servidor público. Está reconocido el derecho a la crítica y hasta a la caricatura dentro de un orden y unas formas. Recordemos cuando el humorista Coll dijo en un programa de humor que la reina de inglaterra no hacía más que llamarlo y era una pesada. Se disculpó por decir eso. No son formas, reconoció
... cuando la prensa extranjera denostaba a Franco: los medios del régimen afirmaban que el mundo rechazaba a su líder porque envidiaba a los españoles. (sic)
Y en este mismo blog! Cuando se critica algo es por envidia Así lo dice más de uno
Publicado por: Nemigo | domingo, 10 enero 2010 en 18:27