Un primer ministro que tras una experiencia de cinco años en el poder se atreve a menospreciar el protocolo internacional y da un largo plantón a varios jefes de Estado, incluyendo al Rey de España, posee una personalidad única, sorprendente y quizás admirable.
Uno de los motivos que hacen tan pretenciosa la Corte británica es su culto a la puntualidad y al solemne ceremonial que encabeza la Reina del país.
Por el contrario, resaltamos como campechanos al rey Juan Carlos y a la veintena de jefes de Estado, de Gobierno o sus representantes, que en la reciente XIX Cumbre Iberoamericana de Estoril esperaron a José Luís Rodríguez Zapatero tres cuartos de hora porque decidió saltarse sus compromisos protocolarios para ver hasta el final el partido Barcelona-Real Madrid.
Debería estar presente en un acto oficial a las ocho de la tarde con el Rey y los representantes iberoamericanos, pero los plantó obedeciendo a unos intereses ideológicos y políticos superiores: su barcelonismo y antimadridismo.
Contó el hecho afeándole su conducta un informador privilegiado, Hermann Tertsch, en una crónica titulada “Nuestro Gran Timonel forofo” en el diario ABC.
Otras personas resaltaron su falta de respeto a los mandatarios de muchos países, incluyendo al Rey, como si su actitud no fuera disculpable por haberse comportado como es él, un hombre de talante alegre y faldicorto, antropológicamente optimista.
Nada de inconsciencia o frivolidad adolescente, conducta que le atribuyen los que lo acusan de convertir en leyes sus ocurrencias.
Quizás ese plantón era un enigmático mensaje simbólico, esta vez no se sabe a quién, como cuando agravió a EE.UU. sentándose al paso de su bandera en un desfile militar.
Quizás ese plantón era un enigmático mensaje simbólico, esta vez no se sabe a quién, como cuando agravió a EE.UU. sentándose al paso de su bandera en un desfile militar.
Definitivamente, el plantón de Estoril fue la acción lógica de un primer ministro desinhibido, como Chávez o Gaddafi, a los que los estirados británicos y otras gentes solemnes clasifican como parias internacionales.
los políticos lo son a full time
Y los periodistas son adosados a ellos. Vamos que están allí todo el tiempo, no tienen varios compromisos que "cubrir"
Supongo que ya saben lo que hay. Más esperamos los ciudadanos por ellos. En algunos casos durante años para gestiones que se hacen en horas y nos jodemos
Publicado por: Nemigo | sábado, 05 diciembre 2009 en 13:30