Durante los años más pobres del franquismo recorrían el país unos frailes predicadores haciendo Misiones entre aquellos famélicos españoles comidos por piojos y sabañones para que se arrepintieran de su gula y lujuria, y evitaran el mismo infierno que nos anuncian ahora los apóstoles contra el CO2 en su Cumbre climática de Copenhague.
Aquellos desgraciados españoles caían masivamente de rodillas pidiendo perdón por haber comido un mendrugo y alguna rata de agua de más, mientras se daban golpes de pecho jurando que no volverían a provocar la ira de Dios.
Pobre pueblo, sometido a la peor dictadura: la de los remordimientos. Y más apresadumbrados estaban cuando se les aseguraba que los pecados colectivos habían atraído la pertinaz sequía de más de un lustro, lo que llevó a Franco, obviamente un antiecologista, a llenar el país de pantanos.
Cielos ardiendo, inundaciones, sequías horribles. Usted ha visto la publicidad que emite el clero de la Nueva Religión para imponernos sacrificios sin límite por pecados que no hemos cometido.
Porque este planeta está dominado por fuerzas exteriores e interiores mucho más potentes que las que puedan sumar todas las hormigas humanas juntas durante millones de años.
Dicen que el mundo se desertifica pero nunca hubo tanta superficie cultivable, más comida, y hasta el Sahara tiene ahora mucha más vegetación que hace dos décadas.
España acapara hoy más superficie boscosa que en los últimos dos siglos, pero no debe decirse: la Nueva Religión Mundial prohíbe divulgar esa herejía.
Analizando sólo los dos milenios de la era cristiana vemos que hubo varias etapas de calentamiento y enfriamiento lento o rápido: en el Medioevo uno de los mejores vinos tintos del mundo era de Escocia, donde gozaban de un delicioso clima.
Créalo: los frailes misioneros de Copenhague, el ClimaGate y sus creyentes son nuevos inquisidores y los opresores infernales que anuncian la ciencia-ficción, el Apocalipsis, Nostradamus, y Laire Pajín, la astróloga y echadora de cartas de las conjunciones planetarias de Obama y Rodríguez Z.
se ha perdido una buena ocasión para poner una metáfora franquista más contundente. Los franquistas y falangistas que iban a misa, comulgaban (entonces era impensable la ley del aborto) para después irse pistola en mano a buscar a quien matar en las cunetas
Quizá así se entienda mejor que en los papeles se pongan cosas que no se cumplen
No fue Franco quien llenó españa de pantanos. Fueron un grupo selecto y privilegiado de empresas franquistas. A cambio de nada explotaron y siguen explotanto las cuencas fluviales, porque esa es otra. Recordemos que esas concesiones ya han caducado hace años pero ellos siguen sin pagar un céntimo por el dinero que ganan con ellos
Hay más superficie boscosa en España? Se refiere quizá a los eucaliptales que se plantan en los pastos abandonados?
Publicado por: Nemigo | miércoles, 09 diciembre 2009 en 18:36