Los partidos políticos europeos tienden al suicidio de la historia de su continente al proponer que desaparezcan de los lugares públicos los símbolos tradicionales y ya inocuos de su cultura, uno de ellos el crucifijo, mientras apoyan que se levanten altísimos minaretes, distintivos religiosos de un poder superior a cualquier otra ideología espiritual o política.
Se considera progresista eliminar de espacios públicos el crucifijo e instalar esas torres islámicas que, como las de las catedrales, tratan de demostrar la superioridad de la fe sobre el materialismo.
Luego, y en contra de las consignas de sus partidos, los votantes de izquierdas y de derechas se oponen a la construcción de minaretes, como acaban de hacer en referéndum los suizos; y no sólo para no oír sus altavoces con llamadas a la oración, más irritantes para ellos que cualquier campana tradicional.
Es porque mantienen una memoria colectiva más viva que los políticos: Centroeuropa es el paradigma de la sociedad civil luchando desde el medioevo contra el imperio religioso.
En muchas viejas ciudades continentales los edificios de los ayuntamientos rivalizan en altura con las torres catedralicias: se construían así como expresión de poder de la naciente burguesía frente a la Iglesia.
Sin embargo, los supuestos herederos de aquellos burgueses que más tarde nos dieron la Ilustración, y que deberían ser hoy los partidos democráticos, han decidido apoyar que los minaretes rivalicen con el poder civil actual.
Rendición ante una fe cuyo nombre, islam, significa sumisión absoluta a un dios que, literalmente, da terribles órdenes, y que prohíbe taxativamente la libre interpretación del Corán, al contrario de lo que se hace ahora con los pasajes más crueles de la Biblia.
Es así como únicamente la extrema derecha defiende la cultura de la tradición europea y los valores cívicos liberales, lo que por ceguera de los demócratas empuja nuestras democracias hacia el fascismo.
en suiza (Schweiz) desde los minaretes NO se llama a la oración. Es impensable que en un país como Suiza en que no se tolera el ruido público alguien pueda vociferar como si estuviese en una feria
Los minaretes son como los campanarios, indican que allí hay un edificio religioso
Rendición ante una fe cuyo nombre, islam, significa sumisión absoluta a un dios que, literalmente, da terribles órdenes, y que prohíbe taxativamente la libre interpretación del Corán, al contrario de lo que se hace ahora con los pasajes más crueles de la Biblia (sic)
Dios da órdenes? Mata a tu hijo "le dijeron a uno en la biblia"
Ah, pero se puede interpretar libremente la biblia? Sin necesidad de intermediarios religiosos? Pero eso dónde es: en el catolicismo o en protestantismo?
Publicado por: Nemigo | jueves, 03 diciembre 2009 en 20:30