Aminatu Haidar es una mujer pequeña y de voluntad tan rocosa como Perejil, el islote reclamado por España y Marruecos que provocó en 2002 un incidente que pudo conducir a una guerra entre ambos países.
La nacionalista saharaui, de 43 años, mantiene en el aeropuerto de Lanzarote desde hace ya casi cuatro semanas una huelga de hambre que puede matarla.
Protesta contra su expulsión del Sahara por Marruecos y su admisión en España, forzada y contra su voluntad.
Protesta contra su expulsión del Sahara por Marruecos y su admisión en España, forzada y contra su voluntad.
La oposición al gobierno Zapatero calla por supuesta prudencia. Y él es incapaz de conseguir la vuelta Haidar a El Aaiún exigiéndole su readmisión al rey Mohamed VI, cuyos trajes modernos ocultan a un verdadero señor feudal.
El caso es un nuevo Perejil: es otra forma de invasión del territorio español, esta vez con la complicidad de Zapatero.
La captura del islote bajo el gobierno de Aznar fue propiciada también por el PSOE de Z. especialmente tras provocar la ira del rey marroquí facilitando en Andalucía referendos simbólicos sobre la independencia saharaui.
Mohamed VI respondió tomando Perejil con unos gendarmes para mostrar su poder, y Aznar los expulsó con unos pocos soldados y desmesurada propaganda épico-belicista.
La mediación del denostado George W. Bush evitó la posible guerra entre ambos vecinos, lo que originó una lealtad de Aznar hacia Washington que Zapatero rompió retirando de Irak las tropas españolas de ayuda humanitaria, no de combate, y enviadas con las de una treintena de otros países meses después de la invasión estadounidense y británica.
Siendo Aminatu Haidar mujer, se echa en falta la solidaridad de las feministas profesionales del socialismo Pajín, Aído o las vicepresidentas y ministras, ahora en silencio ominoso.
Simultáneamente, maravilla el conocido "sindicato de la ceja”, actores y cantantes de las grandezas de Zapatero, que para librarlo de sus responsabilidades quieren que sea el Rey de España quien resuelva el problema: como si este Monarca constitucional fuera un señor feudal, otro Mohamed VI.
Asombrosa la caradura e hipocresía de los titiriteros de la ceja. Furibundamente antimonárquicos pero suplicando la intermediación del rey.
Publicado por: Irómeno | viernes, 11 diciembre 2009 en 18:08