Hay un momento en el que los iconos catalanes, gallegos o vascos abandonan sus sentimientos nacionalistas locales y se declaran españolistas: ocurre cuando esos personajes quieren dejar de ser figuras regionales para ascender a estatales y universales.
Últimamente pasó con Dalí, que para despecho e ira de los nacionalistas, testó su obra y propiedades no a la Generalidad o a organismos catalanes, sino al Estado español.
Ocurre ahora con la gigantesca labor fotográfica de Agustí Centelles (1909-1985), que recoge la vida de Cataluña, la guerra civil y el exilio español en Francia tras el triunfo franquista, y que en lugar de quedarse en Barcelona, como quería la Generalidad, irá al Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca.
Las casi 17.000 fotografías y negativos del Robert Capa español, han sido cedidas por sus hijos al Ministerio de Cultura, no por los 700.000 euros que recibirán --Christie’s les ofrecía como mínimo 850.000--, sino por las exposiciones y actos que el conjunto del Estado les garantiza, y que la Generalidad no podría afrontar con igual peso nacional e internacional.
Las autoridades catalanas están despechadas y furiosas. Los hijos sufren amenazas de los nacionalistas y acusaciones de desleales peseteros, cuando sólo quieren que la figura de su padre alcance el valor supra-autonómico que posee.
“Si todo Dalí estuviera en Figueras, finalmente sería un artista local”, decía hace unos años el presidente de la Fundación Gala-Dalí, Ramón Boixados, cuando los nacionalistas exigían llevarse para Cataluña la obra del artista que quedó en el Reina Sofía, especialmente “El gran masturbador”.
Así es: quien quiere trascender debe estar entre los grandes, y por eso los creadores españoles de mayor talla abandonan el regionalismo y se convierten, finalmente, en cómplices del antes odiado centralismo. Qué le vamos a hacer.
Últimamente pasó con Dalí, que para despecho e ira de los nacionalistas, testó su obra y propiedades no a la Generalidad o a organismos catalanes, sino al Estado español (sic)
Ese episodio ya lo explicó en su día Pujol diciendo que habían sido engañados Desconozco si llegó a poner nombre a los infames
Claro que también hay casos al revés. Recordemos a manuel rivas cuando le dieron un premio nacional y las radios españolistas repetían una y otra vez que le habían dado el premio por su obra en castellano. Él mismo comentó que estaba muy soprendido por ese premio ya que el NUNCA había escrito en castellano, toda su obra eran traducciones del galego
Publicado por: Nemigo | jueves, 10 diciembre 2009 en 17:40