Estados Unidos y China son los países que emiten el mayor volumen de gases de efecto invernadero, pero parece que le importa poco a sus dirigentes, especial y sorprendentemente a Barack Obama, el presidente estadounidense que iba a hacer el mundo más ecológico, pacífico y justo.
Porque Obama, líder de un país con 307 millones de habitantes y Hu Jintao, que rige a 1.340 millones de chinos, han decidido en la Cumbre asiática de Singapur que no asumirán los compromisos de reducción de CO2 que pretendía imponerles la ONU en la conferencia del clima que se celebrará a mediados de diciembre en Copenhague.
El Kioto 2, que iba a ser ese encuentro, ha fracasado antes de comenzar, irritando a los ecologistas y a quienes aseguran que los humanos estamos suicidándonos, con los polos derritiéndose, gran parte de las costas inundándose, y miles de millones de seres asándose de calor.
De los dictadores chinos o del individualismo de la India, que tiene 1.166 millones de habitantes, además de las demandas de otros países en desarrollo que requieren creciente energía, se podía esperar cualquier actitud favorable a producir CO2.
Pero no de Obama, al que algunos medios informativos en español, entusiasmados con él, le llamaban Ob-ama, como si el líder estadounidense nos quisiera a todos
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Y es que parecen haberse enfriado abruptamente las ideas sobre el calentamiento global que hicieron al exvicepresidente estadounidense (1992-2000) Al Gore premio Príncipe de Asturias, Nobel de la Paz y Oscar a su documental sobre el cambio climático.
Parece que los líderes de la media población mundial más contaminante, incluyendo a Obama, empiezan a dudar de las predicciones sobre ese calentamiento, porque, de ser tan apocalípticas y rechazarlas, serían los asesinos de toda especie animal planetaria.
Es una triste y desalentadora noticia, otra muestra más de que la oligocracia de los dirigentes vive total y absolutamente alejada de la realidad, en su mundo de prebendas, anclado al pasado, en el planeta de "aquí nunca pasa nada".
Tenemos la ciencia y la tecnología suficientes para hacer de este planeta un mundo mejor para todos, tanto ecológica como económicamente... pero falta VOLUNTAD política para hacerlo, falta liderazgo e inteligencia, falta ética y compromiso.
Faltan auténticos hombres y mujeres de estado, acordes al siglo XXI y a los grandes retos a los que hemos de hacer frente.
Publicado por: en la madrugada | martes, 17 noviembre 2009 en 17:41