En España, cada persona en edad de trabajar, que es de los 18 a los 65 años, sostiene a casi a otra persona en situación no activa, como un jubilado o un niño.
Y de cada cuatro de estos españoles en edad laboral, uno no trabaja porque está parado o porque no quiere.
De esos tres de cada cuatro que supuestamente tra-bajan, un gran número está siempre de-bajan por enfermedad. Luego está los funcionarios y, por último, la ingente masa de incompetentes y vagos, además de los sindicalistas liberados. Después, las fiestas y puentes, que ocupan medio año.
Queda una minoría productiva tan minoritaria que quizás sea solamente una persona. Hay quien asegura que ese ser excepcional es Rodríguez Zapatero, pero no, será alguien como San Isidro, al que los ángeles le hacían su trabajo, aunque las feministas afirman que era su “compañera”, Santa María de la Cabeza.
La supervivencia de España es milagrosa. No debería ignorarlo doña María Calvo, de Sitges, Barcelona, que escribe en los periódicos protestando porque aquí es donde más ha subido la presión fiscal en los últimos seis año, según datos de Eurostat.
Ocurre porque debe sostenerse con impuestos el gigantesco crecimiento del número de funcionarios y el volumen de la Administración, afirma.
“Por ejemplo, en Cataluña hay ayuntamientos, mancomunidades de municipios, consejos comarcales, veguerías en ciernes, diputaciones y el megagobierno de la Generalitat que suman más de 250 organismos”.
Cree que estamos ante “un Estado mastodóntico, ineficiente y pesado, compuesto de demasiadas capas burocráticas y cuyo mantenimiento nos exprime a impuestos a los ciudadanos”
No, señora: es el milagro español. Sépalo usted; sostener España, y especialmente Cataluña y Andalucía, exige santos milagrosos. Ojalá no se declararen en huelga o pidan la baja médica, porque su inacción nos mataría de hambre.
No, señora: es el milagro español. Sépalo usted; sostener España, y especialmente Cataluña y Andalucía, exige santos milagrosos. Ojalá no se declararen en huelga o pidan la baja médica, porque su inacción nos mataría de hambre.
Molares, sabes aquel que diu “Esto eran tres enfermos en silla de ruedas jugando a las cartas, uno alemán, otro francés, otro español. En esto, entra Jesucristo, lenta, solemnemente, envuelto en un suave resplandor. Jesucristo se acerca al alemán, lo mira a los ojos, le roza con su mano ligeramente la frente, y dice: “Levántate, Fritz, coge tu silla de ruedas y vete. Estás curado”. El alemán se pone en pie, loco de alegría, y dice: “Gracias, Señor, Gracias”. Mira luego al francés, se acerca también, apoya suavemente la mano en su hombro, y musita en su oído: “Levántate, François. Tus pecados te son perdonados”. El francés, efectivamente, se levanta de su silla de ruedas y se pone a dar saltos de alegría.
El español, mientras tanto, ha observado la escena con el terror dibujado en su rostro. Cuando llega su turno, y Jesucristo se dirige al él con el brazo ya extendido, el español retrocede espantado, y grita: “¡¡A mí no me toques, tío!! ¡¡A mí ni me toques, que yo estoy de baja!!”.
Publicado por: Calzasachos | lunes, 30 noviembre 2009 en 17:09