Una de las frases más duras pronunciadas por un político español contemporáneo se debe al presidente valenciano, Francisco Camps, que le dijo en el Parlamento regional al líder socialista, Ángel Luna: “A usted le encantaría coger una camioneta, venirse de madrugada a mi casa y por la mañana aparecer yo boca abajo en una cuneta".
Evocaba así los “paseos” asesinos de rojos y azules antes y durante la Guerra Civil, y tras cuyo final daban solamente los vencedores, los azules.
Precisamente, el asesinato a manos de socialistas del líder derechista José Calvo-Sotelo, el 13 de julio de 1936, sirvió para justificar el levantamiento franquista de cinco días después.
Camps exageraba, pero su frase podía ser un aviso que ratifica la vuelta al odio que vive España, probada en nacionalismos que conducen al terrorismo, y últimamente, en izquierdas aparentemente respetables, pero tan agresivas como la ultraderecha extraparlamentaria.
Odio cuya manifestación se observó días atrás en la red social Facebook, donde alguien supuestamente bromeando creó una página proponiendo “matar a ostias a Esperanza Aguirre”, presidenta de Madrid.
La iniciativa recogió en pocas horas unas 2.500 adhesiones de personas con nombre y apellidos que seriamente recetaban toda suerte de métodos para asesinar a Aguirre.
Gente común, alguna vinculada a organizaciones pacifistas o de amantes de los animales, según se comprobaba al seguir su red de aficiones y amistades, que recetaba tiros en la sien, en la nuca, sadismo y torturas.
Odio, sí, aunque lo oculten los medios informativos tradicionales que se escandalizaron con la frase de Camps.
Al que decirle en el Parlamento regional que “se parece a Hitler y es más peligroso él”, o llamarle “torturador” no es menos grave que su alusión a las cunetas, vista la exitosa experiencia contra Aguirre. Facebook la retiró enseguida, seguramente asustado.
¡Qué curioso sr. Molares! Precisamente hoy, en la sobremesa, estábamos charlando mi madre y yo sobre la radicalidad de la sociedad española, sobre todo -exclusivamente, diría yo- en términos políticos.
Tengo dos razones en las que sustentar esta teoría -si se me permite la inmodestia-. Una es que no existe un partido de centro, propiamente dicho -UPyD, puede ser la solución, pero tiene que acabar de consolidarse- y parece que, salvo en ciertas autonomías sólo te queda ser del PP o ser del PSOE y sin condiciones -volvemos a las listas abiertas-.
La otra es el clima de injusticia social; más acentuado con la crisis si cabe.
Creo que un buen ejemplo puede ser, mejor que el citado sería lo de la decisión judicial respecto a unos okupas de Barcelona, que ha ocupado -valga la "rebuznancia"- las páginas de sociedad de estos días.
La noticia: http://cronicasbarbaras.blogs.com/crnicas_brbaras/2009/11/cunetas-para-pol%C3%ADticos.html#comments
Creo que los políticos deberían a empezar a pensar seriamente en qué ha derivado -degenerado, mas bien- "el arte de la política". En fin, será que, dado mi natural pesimismo, uno "piensa" demasiado y, peor aún, demasiado mal.
Un saludo
Publicado por: Eric Smith | sábado, 21 noviembre 2009 en 18:15