Faisán a la Gürtel suena a plato sofisticado, fusión de alemán, por su trato con las aves de caza, con la recia cocina vasca. Pero en realidad es la suma de los nombres que dominan estos días los medios informativos españoles.
De entre los de alcance nacional, los más cercanos al PSOE le prestan atención casi monopolística a la presunta corrupción económica en el PP conocida como caso Gürtel, en alemán el apellido Correa, empresario cabecilla de esta trama vinculada a los populares.
Los medios afines al PP también hablan del Gürtel, pero dedican mucho más espacio a la petición que acaba de hacer la Fiscalía de que se archive al caso Faisán, chivatazo policial a los recaudadores de chantajes de ETA, para que huyeran, al alertarles de que iban a detenerlos.
En el caso Gürtel hay que determinar la gravedad de una corrupción tan habitual en todos los partidos políticos. Aunque será difícil de evaluar hasta que la desbroce un juicio, porque las informaciones mezclan hechos ciertos con manipulaciones Hay una evidente verdad –Correa está en prisión—, pero también gran cotilleo.
Cosa probada es el caso Faisán, nombre de un bar de Irún donde Joseba Elosúa cobraba el “impuesto revolucionario” para ETA.
La policía podía haber desmantelado el aparato financiero etarra deteniéndolo con sus cómplices el 4 de mayo de 2006. Iba a hacerlo, pero algún-algunos jefes policiales lo avisaron para que huyeran: por entonces ETA y Rodríguez Z. mantenían sus tramposas negociaciones de paz.
El juez Garzón se apoderó del caso, lo escondió, y sólo lo liberó ahora, tres años después, aparentemente, para evitar que lo lleve otro juez menos prosocialista que lo investigue más a fondo y que denuncie aquella posible complicidad del Gobierno con los asesinos.
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