Robert Capa fue el autor de la fotografía del miliciano de la guerra civil española que, quebrado por un tiro lejano, está cayendo de espaldas, con su fusil aún agarrado, los brazos abiertos de un crucificado, mirando al cielo mientras recibe la muerte.
Lo malo es que, según estudios a cual más serio y reciente, ese disparo era un montaje preparado lejos del frente, hecho para conmover a la opinión pública internacional y, naturalmente, para que el fotógrafo, que eran dos, cobrara bien su trabajo.
Robert Capa, seudónimo de una pareja de artistas judíos formada por el húngaro Ermö Friedman y la alemana Gerda Taro, recibió un buen cheque, y la foto es aún hoy un grito contra el franquismo.
Después de aquel 5 de septiembre de 1936, Gerda moría en accidente, arrollada por un blindado en Madrid, y Ermö, que siguió firmando Capa y que fundaría la agencia Magnum, murió al estallar una mina en Vietnam, en 1954.
Dos fotógrafos que son uno. Que trucan nombre e imágenes como ha demostrado el profesor de la Universidad del País Vasco José Manuel Susperregui, que identificó las lomas del paisaje como Espejo (Córdoba), un lugar en el que sólo hubo acciones militares veinte días después de la toma de la instantánea.
Además, hay otras pruebas de ensayos de muertes parecidas, tantas, que entre los depositarios del legado de Capa en Nueva York ya se admiten algunas como posible manipulación.
Pero también hay una dura realidad: los dos fotógrafos murieron en diferentes guerras, cayeron en combates reales, no en falsificaciones.
A veces, los periodistas mienten y recrean, como los Capa, hechos que no pueden recoger realmente.
Hacen tomas falsas, aunque minutos después la verdad puede matarlos, como a aquella pareja de amor y trabajo que ya está en la Historia.
siempre se sospechó de la autenticidad de la foto, no es nada nuevo lo dicho
En las guerras existe algo que se llama: propaganda
Y unos y algún otro se ofrecen para formar parte del circo. Los "reporteros" de guerra y fotógrafos saben bien de eso. Los pastorean y ellos... se dejan. Recordemos al sagaz (y atrevido) reportero que envió una crónica de la entrada de las tropas de franco en madrid. Seguidas de un perro que movía el rabo al son de la música...
Los montajes están al orden del día no sólo hoy que existe fotoshop
Publicado por: Nemigo | viernes, 28 agosto 2009 en 18:47