Una angustia recorre las izquierdas, desconcertadas porque los votantes de la derecha continúan fieles a sus líderes, aunque sean deshonestos, mientras que los de izquierdas se abstienen de votarlas si descubren que son corruptos.
Ocurre en el caso Gürtel de supuesta compra de voluntades, incluyendo la del presidente de la Comunidad valenciana, o en el del espionaje que se hacen entre ellos los populares de Madrid.
Los tribunales han exonerado a Francisco Camps, presidente valenciano, supuesto receptor de pequeños regalos, que él niega; pero, aunque hubiera siendo cierta la acusación, legalmente no habría cometido delito aceptándolos.
Camps habría perdido el favor popular si fuera socialista, pero, al contrario, ha obtenido e incluso incrementado el fervor popular, según los institutos de opinión.
¡Incomprensible!, gritan las antenas prosocialistas, asombradas por una situación que el cronista trata de tratar de analizar sometiendo a debate y refutación el siguiente amago de silogismo:
Proposición A.- La izquierda nos ha convencido de que es idealista, y de que busca el bien de la sociedad sin atender intereses personales o de partido.
Proposición B.- Hemos aprendido de Marx que la derecha es egoísta y que sólo busca su beneficio personal y de clase.
Luego, la izquierda nunca puede ser deshonesta y la derecha lo será siempre.
Pero resulta que hay izquierda indecente y también derecha honorable, lo que rompe la lógica cuando se va a votar, menos la de los fieles militantes.
El votante común, más racionalista, cree además que si la derecha roba es lógico porque es connatural con ella según ha aprendido, pero que si lo hace la izquierda es contra natura.
La derecha tiene a su favor, además, que la opinión dominante cree que, aunque robe, beneficia más a la sociedad porque la administra mejor, y que la izquierda lo hace peor, incluso siendo honrada.
Acaba usted de definir uno de los (falsos) mitos que asolan la cultura política española. Coincido con eso, ahora bien, ¿cómo se puede evitar esa impunidad con la que el gobierno del PSOE y terminales varias dictan la corrección política para ser "el partido central de la democracia (sic) española" en palabras de ZP? Hacen además de cualquier asunto un ariete contra el PP y lo que no consiguen por las urnas lo intentan de cualquier otro modo como se ha visto con Camps. Maquiavelo y Richelieu palidecen a su lado. Es alucinante, y mientras, no pasa nada, como cuando la ocultación de los silbidos al himno nacional, nunca pasa nada...
Un placer leer sus análisis D. Manuel.
Publicado por: Chorzy | miércoles, 05 agosto 2009 en 19:43