Advierte el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, que el Gobierno rechazará la creación de un registro de médicos y sanitarios objetores de conciencia a la futura ley del aborto, y que se castigará como acto de "desobediencia civil" a quienes se nieguen a practicarlo.
Lo que legislen las Cortes Generales es de obligado cumplimiento, advierte. Eso supone que un solo voto que rompa el equilibrio entre partidos puede acercar España a la Alemania nazi, cuyo Bundestag, democráticamente elegido también, legislaba sobre la vida y la muerte humanas, sobre su eugenesia y eutanasia.
Hace 2.500 años, en época de inmensa crueldad, Hipócrates creaba su juramento para médicos. Un párrafo decía “A nadie daré una droga mortal aun cuando me sea solicitada, ni daré consejo con este fin. De la misma manera, no daré a ninguna mujer pesarios abortivos”.
Que se obligue a los médicos ahora a realizar abortos contra su conciencia como obligación supuestamente progresista devuelven la lógica nazi, cuya ética médico-social estaba considerada como la más progresista del mundo, al extremo de que el líder socialista chileno, Salvador Allende, hizo su tesis doctoral en 1933 apoyando los experimentos alemanes para mejorar la raza.
Insensata España, de azules y rojos, que pasa de adorar a los curas a apalearlos, que metía en la cárcel a la mujer que abortaba y quiere encerrar a quien no extirpe el feto, que imponía los rezos en las escuelas y expulsa ahora las cruces de las aulas: no hay término medio, equilibrio.
Sobran médicos que desean practicar abortos y eutanasias, y por eso es nazi que a los otros se les exija sumisión, la anulación de toda conciencia individual, la pasividad de las colonias de insectos, obedientes, ciegos, masificados, cosificados, esclavizados. Quieren humanos que piensen como colmena.
La tremenda experiencia, tanto de la Alemania nazi como de la Unión Soviética, no ha servido para nada. La idealización de la Ley positiva como fuente de toda legitimidad es una especie de sarampión que, como hemos visto, no tiene vacuna.
Publicado por: Carlos J. Muñoz de Morales | viernes, 14 agosto 2009 en 19:04